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La mesa del camello

El gran creador de las mesas, ese nuevo eufemismo de comité o consejo, ahora reniega de una de ellas. 

Enrique Alfaro Ramírez es un gobernador que encontró un nombre diferente para la creación de grupos para la toma de decisiones. Lo cierto es que la mayoría de las mesas han sucedido para justificar sus propias decisiones. 

Lo mismo hay una mesa de salud (que es un cúmulo de funcionarios y médicos) que han sesionado para conducir la pandemia que una mesa de reactivación económica o la de seguridad, entre muchas otras. Han llegado a tal extremo que apenas ayer formaron la mesa de trabajo Dinamarca-Jalisco para la elaboración del Programa de Cooperación en Materia Energética 2022-2024. ¡Plop! 

Dicen por ahí que “un camello es un caballo diseñado por un comité”. Alegoría o chiste perfectamente aplicado a la mesitis que padece Alfaro. 

Esto viene a cuento porque uno de los temas más importantes hoy en Jalisco es la inseguridad en todas sus vertientes. 

Sucede que los representantes del Consejo Ciudadano de Seguridad y Procuración de Justicia de Jalisco (organización ciudadana compuesta por académicos y especialistas) ya no participaron en la mesa de seguridad desde que hicieron pública su oposición a las volantas que se implementaron hace unos días en el estado. A esos retenes ahora les denominaron pomposamente como “módulo seguro, por una ciudad tranquila” (nadie, nunca, jamás, les dirá así). 

Desde entonces no han sostenido un diálogo con el gobernador. Alfaro afirmó ayer que “la responsabilidad de dar seguridad a los jaliscienses es de quienes fuimos electos por los ciudadanos. (…) Cuando se habla de participación ciudadana, los representantes ciudadanos electos fuimos nosotros”. 

Ante el diferendo, Alfaro renegó de los integrantes de la mesa de seguridad. Ahora oscurece su participación y dispara un cliché en contra de los disidentes. 

Ana María Vázquez Rodríguez, presidente de ese consejo, afirmó que la estrategia de retenes para detectar armas de fuego en la ciudad no sólo es violatoria de los derechos humanos, sino que pone en riesgo a los propios elementos de seguridad que las realizan. 

Vázquez Rodríguez afirmó en entrevista para Sonia Serrano que la violencia es un tema complejo, el cual no puede ser justificado ni se pueden medir únicamente con los datos de incidencia delictiva de los gobiernos. 

Sin duda. Su voz debería seguir siendo parte de la solución y no excluirla es un tema de interés público. 

Las volantas contienen tantos peligros como los que quiere evitar. Primero es que la “portación de cara” como estrategia para detectar al crimen es siempre, invariablemente, abominable. 

Por otro lado, como afirma el periodista Jonathan Lomelí las volantas están “viciadas de origen debido a su endeble sustento legal. Esto implicaría que, si la autoridad decomisa un arma o incluso un vehículo robado, un amparo echaría abajo la detención por ilegal. Es una paradoja a la que se enfrentará el juez: ¿cómo justificar el arresto por la comisión de un presunto delito mediante un acto inconstitucional de la autoridad?”. 

No sólo es irracional, sino una posible derrota sencilla de la autoridad judicial por la falta al debido proceso. 

Volviendo a las mesas. Queda claro que con la actitud de Alfaro se confirma el espíritu de tales grupos de trabajo: citarlos cuando apoyan al gobernador o descalificarlos cuando no están de acuerdo. 

Ahora se entiende porque el camello sale como sale: ante un Jalisco como el sitio de más desaparecidos en el país y uno de los líderes en cuanto a asesinatos nuestra respuesta gubernamental es infringir derechos. 

Es atropellar y luego justificar. Al tiempo. 

Twitter: @cabanillas75

jl/I