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Fosas y crisis forense, un solo problema

Cuando comenzó el gobierno de Enrique Alfaro Ramírez, en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses había 121 cuerpos, 13 secciones anatómicas y 43 restos óseos. Dos años después, según reportes internos del Servicio Médico Forense, ya había 280 cuerpos, mil 941 secciones anatómicas y 21 restos óseos. 

Esos datos fueron incluidos en una investigación que hizo El Diario NTR Guadalajara sobre el caos forense en el estado. Se obtuvieron a raíz de solicitudes de información de datos que primero fueron reservados y finalmente entregados. 

El incremento más importante en el rezago de identificación, si tomamos en cuenta esos datos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), se da en los cuerpos fragmentados. En la misma investigación, para la cual se obtuvo comunicación interna de las denuncias que desde el Semefo se hicieron al titular del IJCF, Gustavo Quezada, se advertía de la crisis que había por el rescate de restos humanos de sitios ilegales. 

Jalisco ocupa el primer lugar nacional en cuerpos rescatados de fosas clandestinas, así como uno de los primeros lugares en personas desaparecidas. Ambos datos están estrechamente ligados. 

El problema es que al negarse a admitir la crisis forense que hay en el estado, el gobierno de Enrique Alfaro tampoco la soluciona, sin que haya claridad del origen de esa resistencia. 

La semana pasada estuvieron en Jalisco realizando trabajo de búsqueda colectivos de otros estados, principalmente de Sonora, que con su experiencia y por denuncias anónimas que han recibido, ayudaron en la búsqueda y hallazgo de sitios de inhumación clandestina. 

La historia ya la conocemos: primero el gobernador cuestionó las razones de su visita, fue exhibido mediáticamente y terminó recibiendo a los representantes de los colectivos en Casa Jalisco, comprometiéndose a facilitarles y apoyarlos en sus labores. 

Los hallazgos de los colectivos fueron muy importantes y causaron sorpresa. En unos días hicieron el trabajo que en meses las autoridades de Jalisco no han realizado. 

Hasta ahí todo bien. El problema es lo que sigue. ¿Qué pasará con los restos humanos que se rescataron de esas fosas?, ¿qué sucederá con la crisis de identificación de cuerpos fraccionados? Y, sobre todo, ¿cuál será el trato de las autoridades hacia los colectivos locales? 

En los documentos con los que este diario confirmó la crisis forense, se informa que la capacidad del Semefo se ha visto rebasada principalmente “por la recuperación de indicios de restos humanos en los sitios de inhumación clandestina, denominados como fosas, provocando una gran entrada de cuerpos, restos óseos y secciones anatómicas a estas instalaciones”. Agrega que la estrategia que se sigue es “resguardar las secciones anatómicas provenientes de estos eventos en contenedores especiales dentro de las mismas cámaras refrigerantes”. 

Esos contenedores, según confirmaron trabajadores del Semefo, son cajas de plástico comunes, donde se almacenan las partes de cuerpos rescatadas de las fosas, perdiéndose información importante que podría ayudar a la identificación. 

Los testimonios de los colectivos locales sobre el rezago en la recuperación de cuerpos fraccionados se han dado a conocer en los últimos meses de manera constante. 

Con todo esto, queda claro el problema que enfrenta Jalisco con las fosas clandestinas. Por ello, los colectivos locales también tienen razón cuando consideran que seguir buscando en estos sitios, sin sacar el rezago que ya hay en el forense, solo complica más la identificación y la búsqueda de sus seres queridos. La tragedia está ahí, claramente, y las autoridades locales no han mostrado intención de implementar políticas públicas que lleven a una salida. 

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jl/I