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Día Mundial del Dormir

En el año 2002, en una reunión de psicólogos, planteamos solicitar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que acordara el establecimiento del Día Internacional del Dormir, propuesta que no prosperó porque en aquel momento nuestro gremio profesional no se concebía como posible generador de propuestas que impactaran a nivel internacional.  

En el año 2008, la Asociación Mundial de Medicina del Sueño acordó que el viernes anterior al equinoccio de marzo (tercer viernes de marzo) de cada año se conmemorará el Día Mundial del Sueño. Desde entonces han pasado 14 años y la OMS sigue sin reconocer la importancia de establecer una fecha que permita reflexionar y revisar las políticas públicas y los programas y acciones gubernamentales sobre un tema fundamental para la salud de las personas como lo es el dormir. 

Viene esto a colación porque recientemente el Instituto Mexicano de Medicina Integral del Sueño reportó que en México alrededor de 40 millones de personas tienen problemas al dormir. De ese universo sólo 10 por ciento es diagnosticado y sólo el 1 por ciento es tratado adecuadamente. 

Y, si bien esto es grave, todavía es más grave que las secretarías de salud federal y de los estados no implementan programas permanentes preventivos para los problemas del dormir y de promoción del dormir con calidad. 

A las autoridades les recordamos que los problemas del dormir impactan significativamente, pues generan deterioro en la salud de quien los padece, baja productividad académica y laboral, accidentes viales y laborales, entre otros aspectos. 

Si psicólogos y médicos promovieran cotidianamente el dormir con calidad, las y los mexicanos gozarían de grandes beneficios. Por ejemplo:  

  • Estarían más saludables y se enfermarían menos, 
  • Serían más eficaces y eficientes en sus actividades escolares 
  • Serían más productivos en su trabajo 
  • Sufrirían menos accidentes viales y laborales 
  • Gozarían más de la alegría y el buen humor 
  • Mejorarían sus relaciones interpersonales 
  • Mejorarían su desempeño sexual 
  • Gozarían más de la vida 

Sin embargo, estamos conscientes de que esto es mucho pedir, ya que en México los pocos recursos económicos orientados a la protección de la salud se canalizan sólo a curar físicamente al ciudadano para que medianamente no se muera (no para que este saludable) y porque se requeriría que obligáramos a las autoridades sanitarias a actualizarse académica y profesionalmente para que rompan con su anticuado y rebasado modelo de atención a la salud. 

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jl/I