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Nuevo triunfo de Macron en las elecciones en Francia

Las elecciones en Francia constituyeron un proceso muy interesante en el que surgieron muchos elementos de interés por analizar, tales como la evidencia de la importancia que tiene una segunda ronda electoral para la definición de los proyectos importantes para dirigir a un país. Se trató, en efecto, de 12 candidatos, ocho hombres y cuatro mujeres, que presentaron sus plataformas de acción con signos ideológicos muy diferentes; y que, de acuerdo con los porcentajes de resultados de la primera ronda electoral, generaron las condiciones para establecer un filtro importante y dejar, de la oferta múltiple, a solamente las dos que contaron con los mayores porcentajes de votos. 

Así pues, después de la primera ronda electoral, el presidente saliente y ahora electo Emmanuel Macron, que representa al partido la República en Marcha, tuvo el mayor número de votos y constituyó la primera de las dos candidaturas a continuar en la segunda vuelta electoral. Por otra parte, Marine Le Pen, que se lanzó en su tercer intento desde la extrema derecha a partir del partido Reagrupamiento Nacional (antiguo Frente Nacional), constituyeron los proyectos que lograron la concentración de los votos necesarios para ir a una segunda vuelta. 

Durante los días que hubo entre la primera y la segunda vuelta se abrió una etapa de profundas y complejas negociaciones entre los partidos para que los electores de los que no pasaron a la segunda vuelta realicen acuerdos entre ellos para que permitan una representación plural y una participación definitiva, con las líneas mayoritarias que representan las fuerzas en contienda. 

Un proyecto de centro (Macron) contra uno de ultraderecha (Le Pen) tuvieron que establecer perspectivas de relanzamiento de la economía y la nivelación de estado de ingresos y de bienestar de los franceses. Pero al mismo tiempo, tal y como se perfila el desarrollo de las economías nacionales en el entorno de mercados globales, se debatió sobre la intervención en el espacio internacional. La idea de los mercados proteccionistas generó muchas simpatías desde una perspectiva de un ultranacionalismo simplificador, pero sin una sustentación en el territorio de las economías globales. 

El triunfo de Emmanuel Macron en el marco de 30 por ciento de abstención electoral, que es considerada como una de las abstenciones más altas de las elecciones recientes en Francia, plantea una serie de puntos de reflexión profunda respecto a la forma en la que los partidos políticos requieren una reformulación de sus esquemas de proselitismo y de articulación política, ante un enfado electoral que no logra clarificar o convencer los planteamientos que les ofrece la oferta política partidista. 

Una vez concluidas las rondas electorales siguen ahora las votaciones legislativas que plantean un nuevo escenario de participación política que serán el 12 y 19 de junio. Ahí, si la fuerza mayoritaria apoya la línea del tercer candidato que no entró en la segunda vuelta, Jean-Luc Mélechon, socialista, podría definirse, entonces, un escenario que se ha denominado de “cohabitación” entre un presidente de centro y un primer ministro socialista. 

La forma en la que se negoció la segunda vuelta presidencial, los factores como la recuperación internacional después de la pandemia, la peligrosa inestabilidad que provoca una guerra como la ruso-ucraniana y el convencimiento de los electores después del debate entre los dos candidatos dieron pistas importantes de que la victoria podría cernirse sobre el presidente Emmanuel Macron. Sin embargo, el resurgimiento de intereses ultraderechistas constituye un poderoso punto de observación que requiere un análisis y acciones importantes para mantener la calidad de la oferta política en los escenarios internacionales. 

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