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Antimonumentos y oportunismo del PAN

El Partido Acción Nacional (PAN) ha realizado una instalación en Ciudad de México con la que dicen honrar la memoria de las 26 personas que perdieron la vida en la tragedia de la Línea 12 del Metro, haciendo una clara alusión en la imagen al partido político del actual presidente de México. Frente a esa acción, grupos que han instalado antimonumentos en la Ciudad de México respondieron con un comunicado (2 de mayo de 2022) señalando “repudiamos la farsa del PAN que no sólo banaliza una expresión legítima y totalmente ciudadana, sino que pretende utilizar a una tragedia con el único fin de ganar votos y dinero. Expresamos además nuestra indignación porque el PAN no tiene memoria ni vergüenza: es un partido con las manos manchadas de sangre, fueron ellos quienes iniciaron la mal llamada guerra contra el narcotráfico que ha convertido a México en una gran fosa clandestina”. 

La memoria social y la lucha de los pueblos por sus derechos fundamentales frente a los agravios y las violencias se relaciona con el espacio público mediante la presencia de imágenes, marcas, monumentos, antimonumentos o sitios que se erigen con el fin de recordar y reiterar el reclamo de justicia, visibilización de las víctimas y apelar a la conciencia colectiva para el combate a la impunidad y contra el olvido. 

En Argentina, por ejemplo, muchos de los espacios que fueron sitios de detención, tortura y exterminio se han resignificado para convertirlos en lugares de memoria y señalar con claridad las atrocidades cometidas por la dictadura militar; en Colombia, los lugares de memoria han sido reivindicados por las víctimas, que buscaron espacios para denunciar lo que pasaba y se constituyeron en formas de narrar la verdad sobre las afectaciones que se vivieron desde los territorios durante el conflicto armado. 

En el caso de México, los antimonumentos creados por movimientos, artistas y sociedad civil han sido una forma de señalar en el espacio colectivo denuncias, reclamos sociales y apelar a la población para la toma de conciencia y reivindicar la memoria vinculada a la exigencia de justicia. 

Se encuentran presentes en diversos estados, pero particularmente en la Ciudad de México (Paseo de la Reforma) y se han erigido ante tragedias que sucedieron durante gobiernos como los de Felipe Calderón y Peña Nieto: la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014 y el reclamo de búsqueda de todas las personas desaparecidas; la muerte de los 49 niños y niñas de la Guardería ABC en Sonora ocurrida por el incendio de su estancia en 2009; por la exigencia de justicia para 65 mineros que murieron en 2006 en un accidente en Pasta de Conchos y cuyos cuerpos nunca fueron recuperados y está +72 por la masacre de los migrantes en la localidad de San Fernando en 2010. 

Las represiones vinculadas al periodo conocido como guerra sucia se denuncian con el antimonumento 68 que reclama justicia y verdad por el 2 de octubre y la represión a estudiantes; el antimonumento por el 10 de junio de 1971 para recordar la agresión por paramilitares conocida como Halconazo y está presente también la denuncia de las violencias contra las mujeres en la antimonumenta colocada frente a Bellas Artes y recientemente la Glorieta de las Mujeres que Luchan, que ha resignificado el espacio donde estaba la imagen de Cristóbal Colón en la Ciudad de México. 

La instalación que ha hecho el PAN no visibiliza a las víctimas del accidente en la Línea 12 del Metro, no honra su memoria ni se construyó en consenso con sobrevivientes o familias, tampoco es un acto de resistencia acompañado por la comunidad, más bien es oportunismo político que lucra con el dolor y la tragedia. 

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