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160 años de Lenard

Poco tiempo después del experimento de Lenard sobre la transmisión de los rayos catódicos a través de láminas delgadas se hicieron varios intentos para construir un modelo atómico que incorporase la porosidad del átomo como se indicaba en tales experimentos, junto a la presencia de los electrones revelada por la electricidad y la emisión luminosa

Gerald Holton, ‘Introducción a los conceptos y teorías de las ciencias físicas’, Editorial Reverté, Barcelona (1981), p. 672

 

Ya he mencionado en esta columna en más de una ocasión sobre lo poderoso en términos de teoría científica de la idea del átomo, principalmente por los alcances en cuanto a la capacidad de explicar fenómenos físicos diversos y cómo el género humano ha batallado para construir desde los resultados de la experimentación y el trabajo teórico un modelo atómico lo más aproximado a aquello que nombramos realidad.

Uno de los científicos a los cuales debemos parte de ello fue quien nació el 7 de junio de 1862 en Pozsony (Pressburg), en ese entonces Reino de Hungría y parte del Imperio austrohúngaro, y recibió el nombre de Philipp Eduard Anton von Lenard. Su educación en cuestiones de ciencia inició en el Pozsonyi Királyi Katolikus Fogymnasium de su ciudad natal ahora conocida como Bratislava, luego estudió Química y Física tanto en Budapest, Viena, Berlín y Heidelberg, en la universidad de esta última se doctora en 1886 bajo la dirección de Robert Bunsen (1811-1899).

En 1888 inicia sus investigaciones sobre los rayos catódicos; sobre ello se ha escrito que: “Investigó la opinión entonces sostenida por Hertz de que estos rayos eran análogos a la luz ultravioleta e hizo un experimento para averiguar si los rayos catódicos, como la luz ultravioleta, pasarían a través de una ventana de cuarzo en la pared de un tubo de descarga” (Nobel Lectures, Physics 1901-1921, Elsevier Pub. Co., Ámsterdam, 1967), sobre los tubos de rayos catódicos ya hemos escrito en esta columna (ver El Diario NTR, El Pegaso de Sigüenza, 30 de abril de 2017) y en la actualidad dichos equipos deberían estar en todos los laboratorios de Física de las escuelas preparatorias, pues los experimentos y las demostraciones que pueden hacerse con ellos pueden llegar a despertar vocaciones científicas.

Cuando Lenard realiza sus experimentos aún no era muy clara la imagen del átomo que se tenía, pero ya al menos se sabía que en su interior existían tanto cargas eléctricas positivas como negativas, y tratando de caracterizar los rayos catódicos determina la intensidad de los haces utilizando hojas de papel cubiertas con materiales fosforescentes, tema este último que dominaba de sus años universitarios.

Sus resultados le valieron el reconocimiento de la Real Academia Sueca de Ciencias (RASC) cuando se le otorga en 1905 el Premio Nobel de Física “por su trabajo sobre los rayos catódicos”. Cuando en Alemania se empezó a denostar a los científicos judíos, tristemente Lenard fue uno de ellos, aunque su trabajo sirvió a Einstein.

Twiiter: @durrutydealba

jl/I