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El fracaso

Para ser un buen gobernante se necesitan muchas cosas, entre las que, por supuesto, está la suerte. Un gobernante sin suerte no importará lo buenas que sean sus intenciones o lo bien que esté diseñado su plan de gobierno; seguramente fracasará. 

Y esto porque es imposible que un equipo de gobierno o una sola persona pueda diseñar políticas públicas o planes de gobierno que estén blindados contra cualquier imprevisto o eventualidad. Simplemente no es posible. La mayoría planea con lo que tiene, esperando que se cumplan los supuestos que considera con la información vigente. 

Y ya. 

Pero claramente no importa lo bien planeado que se tenga algo, no se están considerando todas y cada una de las posibilidades y escenarios, por lo que es probable que haya que hacer ajustes y adaptarse como la realidad se vaya desenredando. En las empresas como en los gobiernos y en las personas, una buena cualidad es la capacidad de adaptación. 

Quien no se adapte seguro será barrido por las circunstancias. 

Específicamente hablamos del AMLO y su gobierno, quien llegó como el presidente más votado en toda la historia del país y con una legitimidad nunca vista. Ese enorme poder político en sus manos anticipaba que no sólo sería presidente de México, sino que sería el primero en tener los medios para hacer realidad su proyecto de gobierno. 

Recordemos que, desde Carlos Salinas, ningún presidente había gozado de tal poder y mayoría en ambas cámaras del Congreso. 

AMLO decidió tirar a la basura su mayoría y no usarla para la gran transformación de la vida pública que prometió. Simplemente diseñó un amplio conjunto de programas sociales de entrega de dinero en efectivo y concentró la inversión pública en tres proyectos sin estudios de ningún tipo: la refinería, el Aeropuerto Felipe Ángeles y el tren maya. 

No hizo estudios de viabilidad social o financiera porque tenía prisa. Ni siquiera se elaboraron los estudios previos de factibilidad o reglas de operación para ninguno de los programas; simplemente porque así se lo había imaginado el señor, se hicieron y listo. 

Hoy, a casi cuatro años de distancia, ya podemos hacer un corte de caja realista de los resultados de este gobierno. Y sin problemas podemos decir que es un fracaso: hoy en México hay más personas en pobreza de los que había en 2018 y el ingreso promedio por mexicano es mucho más bajo que cuando llegó AMLO a la Presidencia. 

Los homicidios dolosos están en las cifras más altas de la historia y la economía es mucho más débil y dependiente del exterior de lo que era en 2018. 

Mientras que López Obrador criticaba la apertura comercial y la priorización del libre comercio como estrategias de desarrollo, hoy el país vive mucho más dependiente de las remesas y de las compras que nos hacen los estadounidenses. 

Este gobierno llega a su cuarto año sin éxitos. Ni formas de demostrar que han sido mejores o que han significado un cambio en algo. El gobierno de AMLO se enfrenta a su cierre con el peor de los resultados posibles: el fracaso. 

*Economista, profesor en la UP en Guadalajara 

Twitter: @Israel_Macias

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