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Rojo amanecer

En memoria del maestro Xavier Robles 

 

El maestro Xavier Robles Molina, cineasta, productor y escritor, ha sido un referente para el cine mexicano; recientemente falleció en un accidente (24 de junio) cuando se trasladaba a una proyección de su documental sobre Ayotzinapa; unos días antes le pedí una opinión sobre lo que representó en la lucha contra la impunidad la película Rojo amanecer, de la que fue guionista junto con su compañera de vida y de arte Guadalupe Ortega. Como una forma de honrar su memoria, me permito compartir parte de su respuesta a mi pregunta: 

“Nosotros escribimos la historia de Rojo amanecer con el título de Bengalas en el cielo con la intención de que ya no se olvidara la marcha del 2 de octubre del 68. En esos años, en que nosotros escribimos y se filmó esta película, ya casi no iban manifestantes a la Plaza de las Tres Culturas a protestar o a hacer sentir su voz; entonces, justamente una de las intenciones de la obra era que despertara nuevamente ese entusiasmo, ese interés por recordar a los héroes del 68”. 

“En lo personal, estábamos muy lacerados, muy heridos, muy dolidos, muy lastimados, muy agraviados por la represión del 2 de octubre, justamente entonces pensamos, ¿cómo escribir una historia sobre Tlatelolco sin recurrir a manifestantes?, sin recurrir al Ejército –porque no nos iba a prestar sus tanques–, sin recurrir a más medios que los que podíamos disponer y que eran escasos; fue entonces que se ocurrió la idea del departamento, que todo ocurriese en un departamento”. 

“Una película fue muy significativa para mí, porque mostraba un monstruo que no se veía nunca, entonces eso más bien nos propusimos, ver un monstruo sin verlo, escuchándolo, escuchando sus tanques, escuchando los lamentos de los heridos, trayendo la muerte al departamento, escuchando también el ruido de los altavoces del mitin, el sonido de las ametralladoras, de los tanques disparando, todo eso me pareció que podía ser una película de interés para la gente”. 

“Así fue en efecto, la película tuvo una trascendencia mucho mayor a la que yo esperaba, a la que nosotros esperábamos, realmente no esperábamos que se convirtiera en un suceso más que en una película, eso por lo menos me dijo alguna vez Víctor Hugo Rascón Banda: ‘Tu película no es una película, es un suceso’”. 

“Entonces fue así como se empezó a planear, a promover, a vender la obra, y esto también fue un proceso complicado, porque nadie quería entrarle al tema del 68, incluso un productor que estaba interesado en filmarla, asistía en estos días a una reunión de productores con el secretario de Gobernación, y el secretario de Gobernación les dijo alegremente que ya no había censura, que podían filmar sobre lo que quisieran, entonces el productor interesado en mi película le dijo ‘¿también el tema del 68 señor?’, y el secretario de Gobernación contestó: ‘No, con eso no se metan por favor’”. 

“Entonces, también era una película que evidenciaba y tocaba al Ejército directamente, cosa que nunca había ocurrido antes en la historia de este país. Había ocurrido con La sombra del caudillo y el resultado fue que enlataron durante muchos años, más de 20 años, 30 años, y pues los riesgos eran muchos; las satisfacciones no parecían compensar y, sin embargo, ahora a la vuelta de los años es una obra de la que estoy muy orgulloso, de la que está mi compañera también muy orgullosa, es una obra que fomentó la posibilidad de protestar en México”. 

“No sabíamos exactamente cómo se iban a desatar esas protestas, pero las hubo, las hubo y fueron muy valientes, sobre todo en aquellos años en los que la represión era inmediata”. 

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