INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Luz eterna

No hay nada de lo que he leído en torno al asesinato de Luz Raquel Padilla Gutiérrez que no haga que mi estómago se retuerza. Literalmente, cada información que leo, cada nota que escucho, cada hilo o publicación en redes sociales que detalla los antes, los durantes y los después del feminicidio de esta mamá cuidadora me hacen sentir un espasmo en el abdomen. Una mezcla de miedo, de rabia, de indignación, de enojo, de tristeza, de asco… 

Me pregunto cómo es que llegamos a este punto, pero al mismo tiempo creo que todos sabemos, de alguna manera, cómo fue. Es la combinación de la impunidad, de la indiferencia, de la violencia generalizada, de las agresiones machistas, de la intolerancia, de la pasiva respuesta de nuestras autoridades, de la ignorancia, de la lentitud burocrática, de la injusticia… 

Luz Raquel era una mamá cuidadora. Estaba volcada a atender y ver por su hijo apenas adolescente, diagnosticado con autismo. Era, he leído, una activista de esta causa, de mejores condiciones para las mujeres que cuidan a los otros, a los suyos. No quiero ahondar en ello porque no la conocía en persona y, por eso mismo, no pretendo faltarles al respeto a quienes sí lo hicieron y sabían de primera mano de sus luchas y de sus sueños, pero basta dar una vuelta por las publicaciones en torno a su persona en redes sociales para tener una idea de la magnitud de su labor como mujer, como mamá, como cuidadora, como activista. 

Visitar su cuenta de Twitter es darse cuenta de las múltiples veces que denunció las maneras en las que sus vecinos se adueñaban del espacio público de forma indebida, cómo se apropiaban de los espacios comunes en el edificio de departamentos en los que vivía, en Arcos de Zapopan, esa misma colonia llena de multifamiliares donde encontraron viva a la recién nacida que hace casi un año, en agosto de 2021, sustrajeron ilegalmente del Hospital de Zoquipan. Hasta ahora, nadie supo la forma en como esa bebé llegó allí; no han dado con la o los culpables. ¿Qué nos hace pensar que el feminicidio de Luz Raquel será distinto? 

Pero Raquel denunció muchas veces. Formal e informalmente. A ella no le podrían decir que debió haber denunciado, porque lo hizo. A ella, que avisó de las agresiones en su contra, no la pudimos salvar, a pesar de que, por lo ya visto, hubo muchos momentos previos en los que la autoridad pudo haberle dado el apoyo que ella y su hijo necesitaban. 

Apenas puedo imaginar lo doloroso de abrir la puerta de tu casa cada mañana y ver las paredes pintadas con amenazas de muerte. Día tras día. Apenas puedo pensar en su preocupación por su hijo, por darle una mejor vida. 

Deseo que a la luz maravillosa que emana aún Raquel, ante tantas palabras de furia y de amor que he leído de quienes la conocieron y acompañaron su labor, se haga la justicia que ella y que su hijo merecen. 

Una justicia a la postre, después de su brutal ataque y asesinato. Porque esa justicia, la que podemos recibir cuando aún vivimos, le fue negada de muchas maneras. 

Que llegue una reparación del daño, que su hijo tenga, aunque lejos de su madre, los mejores cuidados posibles, que los funcionarios que fueron omisos respondan por sus actos, que entendamos que la solidaridad, la empatía y el sentido de comunidad se nos están escapando como arena entre los dedos. 

Vivimos en una realidad que se asemeja a la ficción, esa que ya rebasamos desde hace un tiempo. Estamos rodeados de historias desgarradoras y brutales, pero no son las escritas en alguna novela best seller ganadora de premios, sino en el papel de los periódicos, en las pantallas de nuestros celulares, en las estaciones del radio, en las imágenes de la televisión. 

Que Raquel sea un caso ejemplar en el que todos nos veamos reflejados y sepamos que hemos fallado como personas, como colectividad, como autoridad, pero que, tal vez, aún estamos a tiempo de recuperarnos. 

De salvarnos. 

Twitter: @perlavelasco

jl/I