INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

La política encima de la economía

Los datos son claros: la economía mexicana torció el rumbo que traía en octubre de 2018. Justo cuando el presidente electo López Obrador anunció que cancelaría el proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM). La señal que mandó al mundo económico y financiero fue nefasta: este gobierno no respetaría los contratos firmados por administraciones pasadas.

El dato que le muestra ese cambio de rumbo para la economía mexicana es el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) que publica cada mes el Inegi. Mientras que en los meses previos el IGAE venía con una tasa de crecimiento promedio de alrededor de 2 por ciento, más o menos el ritmo de crecimiento económico que traía el país por esos años.

Solo se anuncia la cancelación y el indicador cambió de rumbo. Comenzó su caída inexorable. La inversión productiva inició su disminución y desde entonces ya no volvió a recuperar el nivel que traía.

En lo político, el presidente mandaba el mensaje de que ahora mandaba él y que no sería un mero administrador. De esa forma, otra vez en México se imponía la lógica política sobre la económica.

Muchas veces se ha hablado las mil alternativas que pudo haber seguido el presidente si el problema era de corrupción. Las auditorías se hicieron y no lograron fincarle responsabilidades civiles o penales a nadie. El asunto se olvidó. De nuevo, lo político se impuso sobre lo económico.

Lo mismo hizo Carlos Salinas cuando, en aras de no arruinar su cierre de sexenio y la entrada de México al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, postergó decisiones fundamentales de ajuste al tipo de cambio.

Al presidente le aterraba la idea de devaluar al peso en un año electoral y en medio de las fuertes presiones a las reservas internacionales provocadas por el alzamiento de la guerrilla del EZLN (¿se acuerda?) en Chiapas, el asesinato de su candidato Luis Donaldo Colosio y unas elecciones presidenciales.

Postergar las decisiones fundamentales dejaron a la economía mexicana prendida con alfileres. Llegó el nuevo gobierno del presidente Zedillo y se dice que, por un pésimo manejo del secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche, éste le quitó los alfileres.

Una vez más, los mexicanos teníamos que pagar las consecuencias de que los gobernantes siempre pongan lo político encima de lo económico.

A partir de entonces, las siguientes administraciones supieron mantener los equilibrios macroeconómicos generales; la economía mexicana crecía poco, pero crecía. Un 2.2 por ciento en promedio, insuficiente para resolver los problemas sociales acumulados, pero al menos era crecimiento.

Hoy, a cuatro años del gobierno de AMLO, la economía mexicana está estancada. No crece desde marzo de 2021. La inversión productiva sigue debajo de donde estaba cuando arrancó este gobierno y las perspectivas son que el crecimiento promedio en el sexenio no sea de 4 como prometió, ni de 2 como en los tiempos “neoliberales”, sino de 0.3 por ciento.

El peor en la historia.

Y todo por, otra vez, poner lo político por encima de lo económico.

 

*Economista, profesor en la UP en Guadalajara

Twitter: @Israel_Macias

jl/I