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Donación sin empatía

Con sólo ser empáticos se lograría cambiar el futuro de la donación de órganos en el estado.

Así de fácil. No se necesita ser un estudioso del tema, porque usando el sentido común junto con ponerse en el lugar del otro podría concluirse la necesidad de apoyar reformas que ayuden a los enfermos a conseguir este órgano, que podría salvarlo o prolongar su vida.

Hasta este momento, la mayoría de los diputados no ha mostrado ni empatía ni sentido común en cuanto donación de órganos se refiere, porque la semana pasada evitaron que se sometiera a votación la propuesta que lleva tres años en discusión de que todos somos donadores de órganos hasta que la persona manifieste lo contrario.

Siendo sinceros es un tema noble, que no deberían buscarse tres pies al gato ni mucho menos polarizarlo.

Aquí está prohibido politizarlo porque cuando esto ocurre no se llega a nada y los que salen perdiendo serían los enfermos como ha ocurrido en los últimos años, y ya es tiempo de ser justos en decidirse sobre este tema y evitar que lleguen los tiempos electorales que podrían empeorar este escenario.

En los pasillos del Congreso local se habla que los diputados y sus asesores son ignorantes sobre el tema porque si lo conocieran de fondo se podrían eliminar los mitos que hay sobre la donación de órganos, y se podría entender que los riesgos son mínimos, y que son mayores los beneficios que habría para las personas que buscan un órgano.

Una mayoría de los especialistas de salud advierte que esta propuesta es de avanzada porque debido al alto número de personas que buscan un órgano en el estado para poder sobrevivir, sobre todo un riñón, esto sería la solución para que no murieran por falta de donante debido a que quiénes podrían donarlo serían personas con muerte cerebral, y que previamente no hayan dicho que no les interesa compartir sus órganos.

Cambiar el chip sobre este tema y quitar los miedos de los mitos urbanos parece una odisea que los diputados locales están obligados a llevar a cabo y de investigar todo lo posible para dar respuesta a cada duda, pero basada en argumentos sólidos porque éstos existen, simplemente deben conocerlos.

También se vale que algunos legisladores estén en contra de este tema, y si es así sólo deben decir públicamente con argumentos el porqué de su negativa para entender que han analizado el tema y no simplemente lo hagan porque les dijeron que así era o porque tienen miedo de las críticas de una parte de la sociedad.

Esta propuesta es vanguardista y cada estado tiene la viabilidad jurídica para determinar si quiere hacerlo de esta forma, pese a que la ley general diga lo contrario como ha ocurrido con el tema del aborto es simplemente un asunto de voluntad política, y lo resumiría con ser empáticos y usar el sentido común.

Por lo pronto, la mayoría en el Poder Legislativo decidió congelar el tema por tercera vez y queda la responsabilidad de decidir si lo agendan con prontitud para que pase nuevamente a votación del pleno y que ahí se diga claramente quiénes están a favor o en contra.

Lo que no se vale es que congele más tiempo una propuesta a la que muchas personas están apostando su vida y mantienen viva la esperanza de que podría proceder.

Lo más lamentable es que las oportunidades de vida se pierden por falta de información, por desinterés en conocer de este tema y también por miedo al evitar darle prioridad a quienes hoy pelean por su vida.

Si los diputados locales dejan pasar más tiempo, tendrán que dar explicaciones a cada familia que haya perdido algún integrante por estar en espera de un órgano; la primera de la lista lleva cinco años buscándolo, y aún no lo consigue, qué se puede esperar de quien está en el lugar 8 mil.

Más de alguno conoce una historia de alguien que padece insuficiencia renal y que prefiere tener una calidad de vida corta que estar sometido a tratamientos dolorosos e incómodos, porque al final tendría el mismo destino porque no consiguió al donante que podría cambiarle la vida.

El tiempo se acaba y parece que esto no preocupa a los diputados locales, ojalá que nos equivoquemos y que pronto se ponga como una prioridad para ser analizado y votado.

De esta forma se sabría si somos una sociedad vanguardista o seguimos siendo conservadora en estos temas.

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jl/I