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Propaganda, información o publicidad

La diferencia entre un sistema de información y uno de propaganda se viene estudiando desde hace bastante tiempo; sin embargo, es a partir de la Segunda Guerra Mundial cuando, en razón de los complejos efectos sobre las audiencias que, en ese momento, se convirtieron en blanco específico de un trabajo de alienación a los proyectos que se ponían en marcha, para cambiar actitudes respecto de las líneas ideológicas que estaban en disputa, fue el momento en el que se enfatizó la diferencia entre información, como un elemento que permite conocer hechos y acontecimientos en la vida cotidiana, y la propaganda, como el trabajo pensado que busca generar actitudes proclives hacia una forma o tendencia específica de ideología, que busca instalar una estructura de valores con los que las audiencias deben entender una serie determinada de eventos, y alinearse sobre esa dimensión de pensamiento.

Información, publicidad y propaganda son elementos que van muy estrechamente vinculados y que tienen ahora un enfoque muy especial, particularmente con los trabajos de comunicación social y política de las presentes administraciones, federales y locales, fundamentalmente porque requieren el mismo proceso de organización de los mensajes, pero se diferencian, por la forma en la que se organiza la trama en los que se les transmite y la magnitud y sistema de efectos que buscan producir.

Recientemente, bajo el seguimiento de los ordenamientos constitucionales de rendir cuentas, se desarrolla un mensaje, por parte del Ejecutivo, en el que manda precisamente un resumen con comentarios del presidente, y que envía, de entrada, al Congreso de la Unión y, por extensión, a la ciudadanía en general y del cual, genera un comentario conceptual final, que es precisamente el mensaje, y del que generalmente, uno cree que ése es el informe.

En el ejercicio del uso de los recursos necesarios para informar o dar a conocer acciones del gobierno federal en la presente administración, se ha hecho un gasto, hasta 2021, de 8 mil 648 millones de pesos en publicidad oficial, de acuerdo con un estudio de Artículo 19 y Fundar. Esto es, 75 por ciento menos comparado con la primera mitad del sexenio de Enrique Peña Nieto.

En este esquema, el gasto mayor en publicidad oficial ejercido por instituciones del gobierno federal son el Instituto Mexicano del Seguro Social, la Secretaría de Gobernación y Pronósticos para la Asistencia Pública, que representan las dependencias que más recursos han ejercido en los tres primeros años de este gobierno, faltando analizar cómo se reporta ese mismo gasto en el presente año.

De las 107 instituciones federales que ejercieron publicidad oficial, 10 de ellas concentran casi 83 por ciento del gasto, mientras que las 97 restantes un escaso 17. Llama la atención que entre las instituciones que hayan utilizado mayores recursos utilizados de tiempos oficiales, no destaque la Secretaría de Salud federal o el Insabi, aun con tiempos de pandemia.

El gran elemento difusor de esta administración lo han constituido las conferencias de prensa matinales que el Ejecutivo federal puso en marcha desde el 3 de diciembre de 2018. Ininterrumpidamente se ha llevado a cabo esta actividad en la que no necesariamente hay información ejecutiva, sino que se ha desplazado a convertirse en un poderoso elemento que transmite la perspectiva con la que el Ejecutivo federal percibe y califica las acciones de su gobierno. De manera que al no tratarse de información similar a la de una rendición de cuenta, se pasa entonces a la difusión de un definido esquema de valores que tienen un importante efecto entre las audiencias que superan más de los 300 millones de visitas sobre la plataforma de YouTube.

Propaganda, información o publicidad son los temas que demandan un análisis en este momento que se desprende con motivo del cuarto informe. ¿Se nos informa o se nos forma?

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