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Ernaux presenta filme sobre la degradación de la pareja

HISTORIA. Ernaux, invitada al Festival de Cine de Nueva York, participa también en un coloquio con el público. (Foto: Cortesía EFE).

La flamante Premio Nobel Annie Ernaux presentó en Nueva York su película Los años super 8 –codirigida con su hijo David Ernaux-Briot– en la que muestra la sutil degradación de la vida de pareja a través de las imágenes familiares rodadas con una cámara doméstica durante 9 años en la década de los 70, hasta la separación de los cónyuges.

Ernaux, invitada al Festival de Cine de Nueva York, participó posteriormente en un coloquio con el público en el que subrayó que el valor de esas imágenes, pese a su carácter casero, era el de mostrar “la familia como el primer espacio de sociabilidad que existe, así como la evolución de los cuerpos y el envejecimiento”.

Las imágenes fueron enteramente grabadas por su entonces marido, Philippe Ernaux ֪del que ella tomó el apellido con que ha firmado todas sus obras–, y tras la muerte de éste, Annie y su hijo Eric decidieron montar una película en la que ella escribió a modo de voz en off un texto en el que describe los distintos momentos que aparecen en el filme.

Una gran parte de las imágenes consiste en mostrar los distintos viajes familiares de una familia de clase media alta y de izquierdas que se propone conocer el mundo: no por azar eligen como primer viaje filmado el que hicieron al Chile de Salvador Allende, de donde regresaron impregnados del espíritu de Unidad Popular y del Venceremos.

Pero hubo otros viajes menos gloriosos, como el que realizaron a Marruecos en 1973, en el que la familia se recluyó en un club de vacaciones sin contacto con la población local, por opción propia, o el que hicieron a Albania en 1975, en este caso impedidos por el régimen comunista de Enver Hoxha de mantener cualquier relación no negociada con los nacionales.

Aun así, Ernaux cree que el filme, con esa cámara al hombro en perpetuo movimiento, captura “una visión temblorosa de un mundo en perpetuo movimiento que atraviesa fuertemente nuestras existencias individuales”.

Ernaux, que ha sido consagrada como un símbolo por el feminismo contemporáneo, fue preguntada por la contradicción que supone haber permitido que su marido fuera quien grababa todas las imágenes, a lo que respondió que no era la única contradicción en aquellos años de su vida.

“Tal vez acepté muy fácilmente el reparto de papeles: me encargaba de la cocina, de la limpieza y del cuidado de los niños”, señaló, pero añadió que la película no muestra cómo en aquel tiempo ella ya se había involucrado a fondo en la lucha pro aborto, que entonces estaba prohibido en Francia (fue despenalizado en 1975).

JB