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Cuidemos nuestra democracia

La democratización de las elecciones trajo la democratización de la corrupción

Casar y Ugalde

Al gobierno de la 4T le han detonado dos bombas mediáticas en los últimos días: el jaqueo a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la aparición del libro El rey del ca$h (Grijalbo, 2022). Del primero ha salido información sensible que ha estado descubriéndose paso a paso; del segundo se publicó y circuló profusamente por WhatsApp. Algunas personas consideran que, a pesar de ello, al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) le ha hecho “lo que el viento a Juárez”; sin embargo, el daño posible está por verse.

El libro de la periodista Elena Chávez –esposa por 18 años de la persona más cercana a AMLO, César Yáñez– es un testimonio de su relación de pareja con el vocero de AMLO en tres contiendas presidenciales; pero lo importante es la narración de cómo fluía el dinero para mantener durante 18 años la campaña más costosa de la historia electoral de México. La autora ha sido muy cuestionada por los incondicionales de AMLO, que principalmente la acusan de no aportar pruebas de sus dichos o que es producto del despecho.

Sus aseveraciones proceden de su condición de testigo, de vista y de oídas, por hechos vividos en carne propia, y da la cara; mientras Genaro García Luna y Jesús Murillo Karam están en la cárcel acusados por criminales devenidos en testigos protegidos. El modus operandi de algunos miembros de la 4T ha quedado registrado en videos difundidos en diferentes momentos: el más emblemático es el “señor de las ligas”, René Bejarano; Carlos Imaz (ex esposo de Claudia Sheinbaum); los hermanos Pío y Martín López Obrador; Eva Cadena Sandoval, de Las Choapas, Veracruz; el carrusel de Alejandro Esquer, secretario particular de AMLO; los moches de Delfina Gómez en Texcoco o Mario Delgado saliendo de Palacio Nacional con dos mochilas con contenido sospechoso.

La relación entre dinero y elecciones siempre ha sido incierta y azarosa. En las democracias contemporáneas el financiamiento ilegal de campañas políticas es una constante: “Lo es más en un país como el nuestro, en el que el sistema de justicia carece de las capacidades de investigación necesarias y de la voluntad política para hacerlo” explican en su libro María Amparo Casar y Luis Carlos Ugalde, Dinero bajo la mesa: Financiamiento y gasto ilegal de las campañas políticas en México.

El financiamiento ilegal para campañas electorales de los partidos políticos (también de candidatos independientes) –a pesar de existir instancias de vigilancia, de investigación y de sanción (INE, Trife, Fepade)– siempre encontrará recovecos clandestinos y esquemas financieros elaborados para hacerse llegar dinero, especialmente en efectivo, que es el que no deja huella. Esto lo hacen todos los partidos políticos, sin distinción.

Lo expuesto por Elena Chávez en su polémico libro no debe extrañarnos ni sorprendernos y menos entender que, en una campaña electoral de 18 años para recorrer el país en tres campañas presidenciales, se requiere mucho dinero. Varios de los integrantes variopintos de Morena, independientemente de sus orígenes, fueron purificados por sus contribuciones al movimiento. Lo bueno (o lo mano) es que no los grabaron (¿o sí?).

Ahora que se discute la reforma electoral, sería conveniente que ésta contemplara crear y reforzar los mecanismos institucionales para vigilar y sancionar el desvío de recursos públicos, las aportaciones ilegales de particulares y el dinero del crimen organizado para que –como concluye Elena Chávez en su texto– “Cuidemos nuestra democracia”.

@ismaelortizbarb

JB