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Reprueba Caabsa y lo exentan

Imaginen a un estudiante que en todo el curso escolar sólo cumple con 27 por ciento de las actividades y aún así su profesor lo exenta. 

Algo así pasa con Caabsa Eagle, la empresa concesionaria de la basura en el Área Metropolitana de Guadalajara, y su obligación frente al cierre del tiradero Los Laureles. 

En abril del año 2019, un incendio en el basurero más grande de Jalisco hizo evidente, una vez más, el pésimo manejo de los residuos que hace Caabsa. Más de una semana después del incendio y una emergencia atmosférica en toda la ciudad, llevaron a la gente de El Salto, Juanacatlán y Tonalá a protestar nuevamente en la calle para exigir la clausura del vertedero. Lo consiguieron. 

El gobierno de Jalisco ordenó el cierre definitivo y el anuncio se concretó con el arranque del Plan de Cierre, Rehabilitación y Abandono del basurero Los Laureles. Según el calendario avalado por la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) en julio de 2020 comenzaron los trabajos para cerrar correctamente el sitio que recibió los desechos de la ciudad desde los años ochenta. 

Se plantearon dos años de trabajo, plazo que se cumplió el pasado mes de junio con un alarmante cumplimiento de apenas 27 por ciento. 

Así lo reconoce Caabsa en su reporte bimestral oficial; pero Semadet, lejos de sancionar los retrasos, ha permitido que continúe con el lento avance, mientras genera nuevos problemas ambientales en otros puntos de la ciudad. 

Uno de los retrasos más preocupantes es la cobertura. En ese eje, Caabsa apenas reporta un 20 por ciento de avance. Es decir, en dos años de trabajo, la concesionaria ni siquiera ha terminado de cubrir toda la basura, que sigue extendida a cielo abierto por hectáreas completas. 

La cobertura es importante porque reduce la cantidad de partículas dañinas que desprende la basura a la atmósfera. También sirve para evitar que el agua de lluvia penetre en la basura y genere más lixiviados, esos juguitos de la basura cargados de tóxicos, que cada temporal se escurren hacia el cercano y de por sí contaminadísimo río Santiago. 

Y aunque la Semadet tiene perfectamente documentado el retraso, los contaminantes presentes y la gravedad de las omisiones de Caabsa, no hay sanciones. 

La última multa aplicada a Caabsa, justo a causa del incendio de 2019, fue de apenas 9 millones de pesos. Para darnos una idea de la multita, Caabsa cobra a la semana un mínimo de 10 millones de pesos al Ayuntamiento de Guadalajara, que es solo uno de sus clientes. Y aún así, la autoridad ha reconocido que la micro sanción ni siquiera ha sido pagada, pues Caabsa se amparó. 

Con la mano temblorosa de las autoridades, por no decir cómplice, Caabsa continúa generando crímenes ambientales con impunidad. 

No sólo es Los Laureles, sino también la reactivación totalmente irregular del basurero de Matatlán, conflicto en torno al cual incluso fue asesinada, el pasado 3 de febrero, una de las vecinas, abogadas y activistas en contra del tiradero, Verónica Patricia Guerrero Vinueza. 

Caabsa también ha dejado desastres ambientales sin sanción en la Cajilota, la supuesta planta de transferencia de Tlajomulco que en los hechos es un nuevo basurero. Y no olvidemos el fallido intento de construir un nuevo Laureles en Tala. 

El gobierno de Jalisco difícilmente podrá presumir avances en el manejo de residuos, mientras las ambiciones impunes de Caabsa sigan exentas de evaluaciones y dentro de la ecuación. 

Twitter: @jcrtoral

jl/I