En la Catedral de Ecatepec, un árbol navideño se convirtió este año en un símbolo de denuncia, memoria y esperanza. Bajo la iniciativa de la diócesis local, familias de personas desaparecidas colocaron esferas con las fotos de sus seres queridos, transformando el tradicional árbol de Navidad en un recordatorio vivo de la crisis de desapariciones en México.
Verónica Rosas, madre de Diego —desaparecido en 2015— contó que desde hace diez años no podía poner un árbol en casa. Ahora, al participar en este proyecto, busca visibilizar el dolor compartido de miles de familias.
El 30 de noviembre, en el primer domingo de adviento, decenas de familiares llegaron con fotografías, cartón y CDs reciclados para elaborar los adornos. Fueron bendecidos durante una misa y colgados en el árbol, que permanecerá ahí hasta el 2 de febrero.
“Queremos que vean la crisis en la que estamos”, dijo Rosas. “No podemos abarcar a las más de 100 mil personas desaparecidas, pero esto es un símbolo”.
El proyecto también marcó un gesto de reconocimiento por parte de la Iglesia católica. Monseñor Javier Acero ofreció una disculpa pública a familias que en el pasado encontraron puertas cerradas cuando buscaban una misa o acompañamiento.
“Si no las hemos recibido adecuadamente, perdónennos”, expresó.
El Árbol de la Esperanza se ha convertido así en un espacio para nombrar ausencias, mantener viva la memoria y exigir verdad y justicia.
GR









