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Felices vacaciones

Termina el Ciclo Escolar 2023-2024, lo que supone un espacio de respiro no sólo para estudiantes y trabajadores de las instituciones educativas, sino para padres de familia e inclusive para la población en general, dado el impacto en la reducción de la circulación vehicular.

Sin embargo, el planeta sigue girando. Las vacaciones, al menos en México, han sido históricamente momentos de decisiones fuertemente impopulares (como los gasolinazos de 2017) y a nivel internacional se mantiene un proceso de fuertes tensiones, como el atentado (real o no) en contra de Donald Trump. Durante este periodo seguirán ocurriendo situaciones trascendentes y hay que mantenernos al tanto.

Lo anterior no significa que no podamos aprovechar momentos de descanso o relajación, especialmente para los pequeños. Si los periodos vacacionales se quedan especialmente en su memoria, lo que hagamos durante éstos es relevante. Más allá de la escuela, el espacio educativo primordial es el hogar y su entorno.

¿Qué hacer durante los tiempos libres que iniciamos? Un espacio maravilloso en Jalisco, y en el Área Metropolitana de Guadalajara y sus cercanías, podría ser el reconocimiento de sus vestigios históricos. Como Guachimontones, en Teuchitlán, o el sitio arqueológico del Ixtépete, en Zapopan. Sin embargo, este último parece estar totalmente despreciado y semiabandonado por las autoridades.

Durante las campañas electorales en Jalisco, los candidatos procuraron lisonjear al electorado, refiriéndolo a Jalisco como el campeón, el mejor estado, el líder, el más competitivo o el más mexicano. En parte, la educación refiere el orgullo de ser lo que somos, pero la soberbia y la arrogancia que implica el colocarnos por encima de los demás podrán favorecer un espíritu de superioridad, no de cooperación y de reconocimiento hacia los demás. Señalar a Jalisco como el estado “más mexicano” supone una aberración frente a los estados en que predominaron las grandes civilizaciones prehispánicas. Podría decirse que lo mexicano no está sólo en su larga historia, pero tampoco puede disociarse de ella. Restringir lo mexicano al tequila, el mariachi o a algunas playas es un flaco favor a nosotros mismos.

Un sitio de moda para los más jóvenes podría ser el recién reinaugurado Trompo Mágico, ahora rebautizado como Jalisco Paseo Interactivo, para que suene como happy, fortaleciendo la búsqueda de disfrazar con términos que suenen como en inglés las obras que pagamos con nuestros impuestos. No parece que esto sea una labor educativa para reconocernos a nosotros mismos, sino para negarnos a ello, queriendo emular la imagen de nuestros vecinos del norte. Esto no es nuevo y, también a nivel empresarial, se estableció como gran referente el México Innovación y Diseño, con el acrónimo Mind, para que suene como mente en inglés.

¿No debería ser, como parte de la promoción educativa, el que en los espacios lúdicos y culturales, se promoviera –sobre todo ante los niños– el orgullo de ser quienes somos y no la búsqueda de ser como lo que no somos? ¿En dónde queda que somos “los más mexicanos”?, ¿qué idea de México tienen quienes nos dicen eso?

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jl/I