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Algunos años después, Cristóbal Wren, profesor de astronomía en Oxford, pero más conocido como arquitecto, y Edmundo Halley, que fue más tarde astrónomo real en Greenwich, tuvieron ocasión de estudiar y discutir con Hooke la ley de la gravedad, al tratar de encontrar la trayectoria que describiría un cuerpo bajo el efecto de una fuerza de atracción que variara según aquella ley
Giorgio Abetti, ‘Historia de la astronomía’, FCE, México-Buenos Aires, 1966, p. 165
Los primeros Estados modernos entendieron la importancia de apoyar el estudio del territorio y de los cielos al considerar dicho conocimiento como una herramienta para propiciar su desarrollo, así el rey Carlos II de Inglaterra estableció en 1675 el Royal Observatory Greenwich y con él además creó el puesto de Astrónomo Real, el cual “es un honor otorgado a un astrónomo eminente, de quien se espera que asesore al monarca en asuntos astronómicos” (Royal Museums Greenwich (RGM), https://www.rmg.co.uk/), y al efecto John Flamsteed fue el primer nombrado el 4 de marzo de 1675 (Old Style [O. S.], calendario juliano) como “observador astronómico” puesto que devendría en astrónomo real cuya principal tarea era “dibujar un mapa preciso del cielo nocturno que pudiera usarse para la navegación” (Op. Cit.), el rey además comisionó la construcción del observatorio astronómico en los terrenos de Greenwich.
Quedó a cargo de la obra Christopher Wren, quien fue el arquitecto de la Catedral de San Pablo; él diseñó el Observatorio Real junto con su asistente Robert Hooke, según se refiere en la ficha respectiva de los RGM: “La elección de Wren fue apropiada: antes de alcanzar la fama como arquitecto, había sido profesor de astronomía en Oxford”.
A la muerte de Flamsteed lo sucede Edmond Halley, sobre quien ya he escrito (ver El Diario NTR, El pegaso de Sigüenza, 8 de noviembre de 2021), y es nombrado el 10 de febrero de 1720 [O. S.] a la edad de 64 años. Entre las tareas de quien es mejor recordado por determinar la órbita y con ello la periodicidad del cometa ahora conocido con su apellido estuvo la de reequipar el Observatorio Real de Greenwich utilizando una subvención de la Junta de Artillería, un organismo gubernamental que actuaba como custodio de las tierras británicas, pues como se consigna en la página de RMG: “Se vio obligado a hacerlo después de que la viuda de Flamsteed se llevara todo el equipo y el mobiliario del lugar, considerándolo propiedad de su difunto marido”.
En un acucioso trabajo que fue leído el 14 de noviembre de 1834 en el seno de la Royal Astronomical Society de Londres (RAS) por Francis Baily se da cuenta de lo hecho por Halley como astrónomo real, toda vez que “las observaciones astronómicas que hizo en esa situación nunca fueron publicadas, excepto los relatos de los tres fenómenos siguientes, que fueron comunicados a la Royal Society e impresos en Philosophical Transactions” (Memoirs of the Astronomical Society of London, Vols. 8-9, RAS, Blackwell Scientific, 1835, p.169).
X: @durrutydealba
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