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RR SS: los problemas de su uso masivo 

Nativos digitales. Una generación alumbrada bajo las constantes pantallas. Una generación que ha crecido con Internet como parque de juegos. Una generación que ha construido su identidad en un escenario virtual donde cada acción se somete al juicio externo… o a la ausencia del mismo. Una generación que, en definitiva, vive en las redes sociales. 

Así, la juventud actual se enfrenta a una paradoja sin precedentes: están más conectados que nunca, pero sufren una creciente epidemia: la soledad. La ansiedad y los problemas de autoestima se extienden a nivel global. Y estas plataformas, diseñadas para unir, se han convertido para muchos en un laberinto de agravio comparativo permanente. 

Un estudio global de Sapiens Labs, que analizó datos de 28 mil jóvenes, encontró una correlación (que no necesariamente causalidad) sorprendente: cuanto más tarde reciben los jóvenes su primer dispositivo móvil, mejor es su bienestar psicológico. 

Concretamente, 42 por ciento de los niños y 74 de las niñas que tuvieron su primer ‘smartphone’ a los 6 años enfrentaron problemas de salud mental, en contraste con un 36 y 46 por ciento de los que lo recibieron a los 18 años. 

Además, el informe ‘Social Media and Youth Mental Health’ del U. S. Surgeon General lo dejó claro: dedicar más de tres horas diarias a estar en las redes sociales duplica el riesgo de que los adolescentes sufran síntomas de depresión y ansiedad. 

En América Latina, un informe de Comscore reveló que el usuario promedio de la región pasa 23 horas al mes en redes sociales. La cifra se dispara entre los jóvenes: en Brasil, los ciudadanos de 18 a 24 años dedican 48 horas mensuales a estas plataformas, más del doble que el promedio general. 

Pero, si las redes son masivas, ¿de dónde viene la soledad? Un estudio psicológico publicado por medios como la BBC resaltó que los jóvenes que usan las redes sociales más de dos horas al día tienen el doble de probabilidades de experimentar aislamiento social en comparación a aquellos que les dedican 30 minutos o menos. 

“Todavía no sabemos qué vino primero: el uso de las redes o el aislamiento social percibido”, dijo Elizabeth Miller, profesora de pediatría en la Universidad de Pittsburgh y coautora del estudio. 

Pero lo que sí tienen claro, como señaló Brian Primack, profesor de la Facultad de Medicina del mismo centro universitario, es que “los problemas de salud mental y el aislamiento social están en niveles epidémicos entre los adultos jóvenes”. 

Otro informe, este perteneciente al Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) de España, apunta en la misma dirección: “un 9.4 por ciento de jóvenes afirma haber recortado el tiempo que pasa con sus amistades de manera presencial”. 

Fenómenos como el FOMO (“Fear Of Missing Out”), o miedo a perderse algo, y la Nomofobia (“No Mobile Phobia”), o miedo irracional a no disponer del teléfono móvil, contribuyen todavía más a esta especie de reclusión. 

Un aislamiento que, entre jóvenes que padecen depresión, puede conllevar riesgos alarmantes: un estudio de las universidades de Melbourne (Australia) y Groningen (Países Bajos) desveló que los adolescentes con pensamientos suicidas encontraban en las redes sociales grupos afines, lo que provocaba conductas imitativas. 

Ante esto, la comunidad médica ha reaccionado advirtiendo del problema. Un aviso del director general de servicios de salud de Estados Unidos, Vivek Murthy, lo señaló con contundencia: “Casi todos los adolescentes usan redes sociales, y aun así no tenemos evidencia suficiente para concluir que son seguras para ellos”. 

Porque al final, en plena era de Internet, es inevitable que todos, nativos digitales o no, vivamos conectados. Pero en el caso de aquellos que están construyendo su identidad, la clave está en que los beneficios superen a los riesgos a través del conocimiento del medio que, en este caso, está en las redes. 

 

*Cortesía EFE 

 

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