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Los delincuentes, tras víctimas en el Centro de GDL

El informante, ex integrante de una corporación policial, habla y habla de lo que atestiguó sin saber que un periodista lo escucha. Narra cómo una persona fue golpeada por dos tipos, luego de que salió corriendo de un bar de mala estofa, pero sus perseguidores, uno con un tubo, lo tumbaron a pocos metros. Lo tundieron en plena calzada Independencia. Los vehículos que circulaban se detuvieron para no atropellarlos. En eso, cuenta, llegaron dos policías municipales en motocicleta, de Guadalajara, que hablaron con los agresores. La víctima aprovechó para medio ponerse en pie e intentar huir. Los uniformados escucharon y se retiraron. Entendieron, dice el informante, de quién era el negocio. Los atacantes se dejaron ir nuevamente, con la complicidad policial, contra quien buscó esconderse en un hotelito del Centro tapatío.

También, en pleno Centro de Guadalajara, gente armada a bordo de camionetas pretendió privar de su libertad a una persona. En el jaloneo, llegaron policías municipales en bicicleta. La escena ocurrió a tres cuadras de palacio de gobierno. Arribaron más uniformados, pero estaban rebasados en número y fusiles por el grupo de pistoleros. Era de noche. Los paseantes atestiguaron cómo los sicarios amenazaron a los gendarmes. De la suerte de quien pretendían llevarse, no se supo más. Apareció una pequeña noticia en medios de comunicación. Las autoridades no informaron qué sucedió.

En el barrio El Retiro, en Guadalajara, en camionetas con gente en la cajuela, repartieron juguetes a los niños y niñas. Circularon de un punto a otro, entre vecinos que se arremolinaban para recibir un regalo y entregárselo a sus hijos, a escasas cuadras del palacio municipal y del palacio de gobierno. Durante más de media hora rondaron. Luego trascendió que el líder de un grupo delictivo vivó su niñez en el barrio, lo celebró repartiendo juguetes. Era tiempo de festividades decembrinas. Ninguna autoridad policial se presentó.

El Centro Histórico de Guadalajara, además de ser un espacio rico en, precisamente, historia, cultura, turismo y negocios, es también una zona en la que con impunidad operan delincuentes ocasionales y profesionales. En los últimos años, lo mismo se cometen desapariciones, crímenes, como el asesinato de una joven dentro de la Catedral y un suicidio, que aparece un cuerpo sin vida en un estacionamiento subterráneo, que hampones en motocicletas arrebatan celulares; que roban bicicletas a metros del palacio municipal, que asaltan negocios, hurtan vehículos u objetos dejados a la vista o la gente se droga sin problema alguno. En un santiamén la vida de quienes van de compras, a pasear o laborar puede cambiar drásticamente. Con navajas, pistolas, diario rondan delincuentes buscando víctimas.

El más reciente caso ocurrió este sábado. En las calles Independencia y Zaragoza, a un lado del Mercado Corona, un delincuente robó una camioneta con un niño adentro y huyó. Ocurrió a dos cuadras del palacio municipal de Guadalajara. En la huida el ratero se metió a la zona peatonal y arrolló a 16 personas que se manifestaban frente a Catedral. El responsable fue detenido. Policías lo salvaron de ser linchado. Con el apoyo de los gobiernos federal y estatal, la nueva alcaldesa Verónica Delgadillo y su equipo tienen mucho por hacer para ofrecer seguridad en esa, y otras, zonas peligrosas de Guadalajara. Eso prometieron.

X: @SergioRenedDios

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