...
Refuerzan medidas de prevención...
Más de 21 mil ingresaron a centros universitarios y los más de 67 mil restantes a las preparatorias del SEMS....
Le envía la misiva a Claudia Sheinbaum ...
El Instituto recuerda a las y los trabajadores que todos los trámites son gratuitos....
Jueces y magistrados recién designados han solicitado licencias de más de seis meses antes de asumir funciones...
El boxeador Jesús Iván Mercado Cabrera, conocido en el ring como “Rafaguita”, fue localizado sin vida el pasado lunes 15 de septiembre en la car...
Farrell y Robbie se presentan como David y Sarah, dos extraños que se encuentran en la boda de un amigo en común que, de forma inesperada y tras una...
El puertorriqueño tiene 12 nominaciones para estos galardones; Natalia Lafourcade es otra favorita con ocho....
El tenor español Plácido Domingo participó este domingo en la zarzuela ‘Orgullo de Jalisco’, reestrenada en la ciudad de Guadalajara...
Juan Gabriel Vásquez defiende el valor del género literario con Los nombres de Feliza....
Los López amparándose
Porque nos la quitaron
En el discurso público sobre migración, la conversación suele girar en torno a números, crisis humanitarias y medidas de control fronterizo, pero poco se habla de la comunicación para la integración de quienes llegan a nuevos territorios en la búsqueda de un futuro mejor. La movilidad humana es y será una circunstancia que nos atraviesa, lo deseemos o no. Por ello, frente a los discursos antimigrantes que arrecian es más que oportuno replantear la manera en que informamos, narramos e integramos a la población en movimiento en nuestras coberturas informativas, lo mismo que en nuestras conversaciones en la escuela, la casa y el trabajo.
La falta de información clara y accesible para las personas migrantes solo sirve a los grupos delictivos que lucran con estas personas porque se aprovechan de que desconocen sus derechos, los procedimientos de regularización o los servicios básicos a los que pueden acceder. Frente a esta circunstancia, los gobiernos y la sociedad podríamos apostar por campañas informativas multilingües, con mensajes directos y en formatos diversos: desde carteles en el transporte público hasta aplicaciones móviles con mapas de albergues y consulados para la atención de las personas en estas circunstancias. Esta comunicación no solo debe estar dirigida a quienes migran, sino también a las sociedades de tránsito y receptoras, promoviendo mensajes de convivencia e inclusión; lo mismo que para comunicar sobre la comisión de delitos que se pueden configurar y evitar, además de referir las oficinas y líneas de denuncia.
Ciertamente desde los espacios mediáticos las y los periodistas juegan un papel fundamental para incorporar narrativas de movilidad humana sin caer en las historias simplistas que presentan a las personas migrantes como víctimas eternas o asociadas a los discursos de criminalización. Romper con estos estereotipos implica abrir espacios para que las propias personas migrantes cuenten sus historias, no solo desde el sufrimiento, sino también desde la resiliencia y sus contribuciones a la sociedad. La responsabilidad periodística, nos llama pues, a incorporar enfoques más humanos y equilibrados para transformar percepciones y construir sociedades mejor informadas y más abiertas.
También en los espacios cotidianos como son las escuelas, los centros de trabajo, las iglesias, los mercados puede fomentarse la inclusión; las y los ciudadanos locales y migrantes pueden facilitar la adaptación de quienes llegan a sus comunidades. En el ámbito educativo, la sensibilización sobre la diversidad cultural desde edades tempranas es clave para reducir la discriminación y el rechazo; el arte y la cultura han demostrado ser poderosos vehículos de integración. La organización y asistencia a los festivales gastronómicos, muestras de cine migrante o espacios de expresión artística no solo celebran la diversidad, sino que permiten construir puentes entre comunidades.
Frente a los discursos de odio, una comunicación efectiva y empática es un acto de resistencia y de humanidad. No basta con abrir fronteras: también hay que abrir canales de diálogo, espacios de escucha y estrategias de integración que hagan de la migración una historia de oportunidades y no solo de supervivencia.
X: @claudiaacn
jl/I