La esperada reingeniería del Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Siapa) tiene como eje central la salida más fácil: pedir más dinero para resolver los problemas, apostando a todas las fuentes posibles, incluidas la deuda y el aumento en las tarifas.
La reingeniería, que dio a conocer ayer este diario y que fue aprobada por la Junta de Gobierno del Siapa el 21 de noviembre pasado, es una condición que habían puesto los diputados locales a cambio de autorizar el incremento en las tarifas para 2025.
Aunque la reingeniería hace un diagnóstico que toca todos los puntos en los que el Siapa enfrenta problemas, plantea soluciones generales. Por ejemplo, admite que existe corrupción en el organismo y plantea que es necesario erradicarla, pero no abunda en cómo se lograría.
Algo similar ocurre con el tema de la nómina. La revisión era necesaria después de evidenciarse que el Siapa ha sido utilizado como agencia de colocación en los últimos gobiernos, llegando al caso más escandaloso, el de la conductora del programa de televisión ‘Qué quiere la banda’, Elizabeth Castro, quien fue contratada como asesora técnica del director Antonio Juárez Trueba, con un salario mensual bruto superior a los 73 mil pesos.
En el diagnóstico, se admite que la nómina no es la que el organismo necesita y que las prestaciones a las que se han comprometido las últimas administraciones al firmar el Contrato Colectivo de Trabajo rebasan las posibilidades financieras de la institución. El último contrato colectivo, firmado en marzo de 2024 y vigente hasta 2026, enlista las prestaciones de los trabajadores. Para el sindicato, el Siapa deberá permitir que haya 24 comisionados, dotarlos de seis vehículos y dos oficinas. En las condiciones laborales hay una larga lista de días de asueto con goce de sueldo pero, sobre todo, apoyos económicos: recursos para actividades deportivas; para ocho fiestas, incluida una denominada comida del programa de sifones; bonos económicos cada que se cumple un quinquenio laborando y otro similar en diciembre; pago de un estímulo por cumpleaños; una quincena adicional; 50 días de aguinaldo; despensa mensual y navideña, con un cobertor; apoyo al transporte y 5.6 millones de pesos para becas y 4.1 millones para útiles escolares de los hijos de los trabajadores.
Pero los trabajadores no son el único problema. En el diagnóstico también se admite que entre los directivos del organismo no todos cumplen el perfil que se requiere.
Para resolver el problema, se plantea un programa de retiro voluntario. Esta es la salida más recurrente en el servicio público, aunque con muy pocos ejemplos de éxito.
También se reitera que hay un rezago importante en la cobranza, pero vuelve a proponerse que se contrate a empresas privadas para que lo resuelvan, lo que ya en los años previos ha quedado demostrado que no funciona.
Lo que queda al Siapa es apostar por pedir más dinero y, además de los recursos públicos, el organismo pone de nuevo la mira en los usuarios y el aumento en las tarifas.
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