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Convierten Plaza Galerías en sala de lactancia

MANIFIESTAN. Sí a la lactancia materna. Es un derecho por naturaleza, no un delito. (Foto: Alfonso Hernández)

Casi un centenar de madres acudió a la Tetada masiva que comenzó como un acto solidario con Catalina Torres, quien fue echada de Plaza Galerías como informó El Diario NTR este 10 de mayo.

A media plaza, sentadas en el suelo y a la cuenta de tres, convirtieron el centro comercial en su sala de lactancia.

Sin conocerse y sin saber quién era Catalina, decidieron condenar la discriminación a amamantar en espacios públicos, acompañadas por sus esposos, hijos y madres. Para protestar, dieron chichi al mismo tiempo, hasta que sus hijos se llenaran, cada una con su estilo: con babero de lactancia, sábanas o descubiertas.

El lugar fue también un encuentro de amigas, de selfies y consejos. Para los bebés fue más un lugar para comer y dormir. La red de apoyo de las madres que amamantaron son sus esposos e hijos, que a veces aplaudiendo para apoyar, se agruparon en el segundo piso de la plaza alrededor del balcón.

Aunque fueron pocas pancartas, hubo algunas como la que sostuvo un papá que expresaba: “Como hombre tenemos un rol muy importante en la lactancia, nuestro apoyo y el respeto a nuestra pareja, así como a todas las madres que amamantan”.

Una madre acompañada de sus hijos, a quienes amamantó, mostró el mensaje pro lactancia: “Sí a la lactancia materna. Es un derecho por naturaleza, no un delito”.

En la manifestación, un grupo de personas que no se identificó, estuvo rastreando quién era la madre que fue discriminada por la plaza.

Catalina y su bebé estuvieron en la manifestación, ella vestía la misma blusa que llevaba el día que la corrieron. Prefirió no emitir un mensaje porque con la Tetada masiva, “todas eran Catalina”.

Algunas mujeres lamentaron que las personas también discriminan a quienes amamantan con muecas de asco o desagrado.

Al terminar el evento, los asistentes aplaudieron por largo tiempo y se quedaron sentados en el suelo a disfrutar de la compañía y el espacio. Esta vez, ningún guardia tomó del brazo a las mamás para correrlas, la plaza permitió que amantaran dentro de las instalaciones. El mundo fue su sala de lactancia.

 

DN/I