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La Atlas, entre lo barrial y la venta de droga

AIRE SUCIO. La demarcación resalta por ser una de las que más aportan emisiones contaminantes. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)

A pesar de que en el imaginario popular tapatío se le ha concebido como una zona de marcada peligrosidad, la colonia Atlas ha contribuido al desarrollo de la ciudad en ámbitos como el deporte y la industria, además de ser escenario de más de un hito histórico. Sin dejar de reconocer la prevalencia de problemáticas que han abonado a su mala reputación, como el vandalismo y el narcomenudeo, los habitantes de la colonia consideran, en términos generales, que es un buen sitio para vivir.

Su historia se remonta a las primeras décadas del siglo pasado: con una ventajosa ubicación a medio camino entre Guadalajara y San Pedro Tlaquepaque, el Club Atlas Paradero fue uno de los primeros asentamientos de la zona.

“Se le denominó Paradero, ya que justo ahí se encontraba la terminal de tranvías que circulaban a lo largo de la ciudad”, se explica en la página oficial de los rojinegros.

Así, el sitio que fungió como casa de los Zorros desde 1918 hasta 1980 y que, por ende, atestiguó sus triunfos tanto en ligas amateurs como profesionales, legó también una identidad particular a la colonia Atlas.

Según recoge el investigador David Martínez-Prado en un estudio sobre los espacios públicos de la zona metropolitana, las haciendas y tierras de cultivo –principalmente huertas de flor, legumbres y duraznos– que dominaban en ese entonces la mayor parte del paisaje de la zona se transformaron, entre 1950 y 1970, en fraccionamientos populares cuyo surgimiento fue propiciado por la migración del campo a las ciudades y la industrialización de Guadalajara. 

Fue en ese periodo, específicamente en octubre de 1963, cuando, a decir de Ricardo Rosas Rodríguez, presidente interino de la colonia Atlas y quien ha realizado una investigación hemerográfica sobre el lugar, ocurrió “un hecho curioso, pero muy poco conocido”: a la inauguración de la explanada del Centro Cultural Atlas y de un conjunto de casas aledañas, acudió el entonces presidente Adolfo López Mateos, quien estuvo acompañado del mariscal Josip Broz, Tito, presidente de la entonces República Federal Socialista de Yugoslavia y secretario general del Movimiento de Países no Alineados.

CONTAMINACIÓN Y DELITOS

Pero más allá de las anécdotas históricas, a la postre, el crecimiento demográfico de la colonia –en ella habitan más de 17 mil personas, según datos del Inegi– y la instalación en ésta de múltiples compañías dieron paso a una serie de problemáticas urbanas: para 1992, según documentó el investigador Salvador Carrillo Regalado, el aledaño corredor industrial González Gallo–Doctor R. Michel ya se constituía como una de las 13 zonas industriales cuyas emisiones significaban un 30 por ciento de la contaminación atmosférica en la metrópoli.

Pero en el escenario contemporáneo, según un estudio realizado por la Universidad Tecnológica de Guadalajara (Uteg) en 2018, las problemáticas que más preocupan a los habitantes de la colonia Atlas son de carácter social:

“Entre las preocupaciones, en primer lugar viene el vandalismo, con un 43.88 por ciento de respuestas; en segundo lugar, aparece la drogadicción, con 35.4 por ciento. Ambos son temas que están muy relacionados. En tercer lugar tenemos lo que es la deserción escolar, aunque ya más lejano, con 8 por ciento de las respuestas. Los problemas de urbanismo aparecen en cuarto sitio, con 6.9 por ciento de menciones”, detalló Rosas Rodríguez.

El representante vecinal considera que los resultados hacen referencia al hábito de algunos grupos de jóvenes que consumen marihuana en los espacios públicos de la colonia; situación que, expone, genera “un nivel de molestia”, pero que no necesariamente se relaciona con la comisión de delitos por parte de los mismos.

PROBLEMA. El robo a autos particulares es uno de los dolores de cabeza de la colonia.
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“No creo que la Atlas sea particularmente peligrosa comparada con otras colonias. Por ejemplo, en el templo del Sagrado Corazón todavía hay una capilla de adoración perpetua que está abierta todo el día y toda la noche, y hay personas que van a las 12 de la noche y tienen la confianza de salir a esa hora. Hay picos de inseguridad de vez en cuando, pero pareciera que está relacionada con las pugnas de los cárteles que sufre la ciudad”, expresa.

Sara Rosas, una joven que ha habitado toda su vida en la Atlas, considera que existen dos elementos en los que muchos de sus pares fundamentan su identidad: la pasión por el futbol y “el pertenecer a alguna banda”. Sus preocupaciones sobre la colonia, dice, van más allá de las pandillas y se centran en hechos delictivos de mayor calado.

“Es un poco raro, porque pareciera ser una zona muy tranquila donde aparentemente no pasa nada en un día normal, pero al día siguiente te enteras que apareció un cuerpo envuelto en bolsas de plástico o una cabeza afuera de la iglesia”, expone.

En contraparte, añade, una de las principales bondades de la colonia es que siguen prevaleciendo dinámicas propias de un barrio: “Quizá porque ya lo normalizamos o porque queremos seguir creyendo que vivimos en un lugar seguro, pero todavía conservamos esas actitudes: el ir a la misma carnicería, al tianguis, a las fiestas patronales o el conocer al señor de la tienda de toda la vida”.

ACERCAN RELACIONES

Para la académica Rosana Reguillo, esta característica puede estar ligada a una de las mayores tragedias que ha golpeado a la zona: las explosiones del 22 de abril de 1992. El accidente, considera, estrechó las relaciones vecinales de los habitantes de colonias como la Atlas, la Quinta Velarde y la Olímpica.

 “El ‘después’ de las explosiones actúa como un filtro a través del cual se revaloran las relaciones con el entorno, y la vida del barrio adquiere una dimensión comunitaria y es entonces cuando aparece un ‘nosotros’ que no estaba presente”, expone en su texto Semantizarás el territorio: los vecinos de Analco y las explosiones de 1992 en Guadalajara.

“En general siempre ha sido tranquilo por acá”, confirma Saúl (nombre ficticio), un comerciante del mercado municipal ubicado en la colonia; sin embargo, en concordancia con lo narrado por otros vecinos, lamenta que existan múltiples puntos de venta de droga en la colonia. “Pero (los narcomenudistas) siempre están muy apartados, nunca se meten con las personas de aquí”, acota.

“Hay picos de inseguridad de vez en cuando, pero pareciera que está relacionada con las pugnas de los cárteles que sufre la ciudad”

Ricardo Rosas Rodríguez, líder vecinal

“Ahora, tristemente, hablamos de muertos y balaceras. Muchas personas podrían decirte que saben que hay algún narcomenudista cerca, pero quizá ninguno te podría decir cómo se llama o dónde vive”

Sara Rosas, vecina

NÚMERO

17 mil personas y más es el aproximado de habitantes de la colonia Atlas

SÍMBOLO. La pasión por el futbol es uno de los distintivos de la colonia.
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Sobresalen los robos en la incidencia delictiva

Aunque los ilícitos más comunes no parecen figurar entre las principales inquietudes de los vecinos, los datos oficiales muestran una prevalencia significativa de los mismos.

Según la información recopilada en la plataforma Seguridad Map, en 2017 la fiscalía estatal inició 313 carpetas de investigación por delitos cometidos en la colonia, lo que lo convirtió en el año más crítico en la materia. El robo a vehículos particulares, a persona y a negocio fueron los ilícitos más denunciados. Estos también fueron los crímenes que más se sucedieron en 2018, cuando en total se iniciaron 306 indagatorias, solo siete menos que en el año que le precedió.

En tanto, al corte de marzo del año en curso, se habían abierto 60 carpetas de investigación; siendo una cuarta parte de éstas relativas a robos cometidos contra negocios. Le siguen en la lista el robo a persona (12 casos), a vehículos particulares (11) y casos de violencia intrafamiliar (cinco).

En febrero, el presidente municipal tapatío, Ismael del Toro Castro, visitó la colonia para anunciar el inicio de obras de renovación del mercado municipal y del Centro Cultural Atlas. Ahí, se comprometió ante los vecinos a reforzar el combate a la delincuencia.

“Conozco la problemática que vivimos en todas las colonias de la ciudad de inseguridad y, créanme, es un esfuerzo muy importante el que estamos haciendo para poder abatir esta crisis”, expuso entonces.

Para abonar a ese objetivo, explicó, cuando concluya la rehabilitación del centro cultural –algo que originalmente tendría que haber sucedido el mes pasado– en el lugar comenzará a operar un esquema de atención ciudadana basado en el modelo de gerencias de zona, con lo que se busca fomentar una vinculación permanente con el gobierno municipal.  

Mientras las promesas gubernamentales se estancan o se concretan, entre muros rojinegros los habitantes de la colonia Atlas seguirán construyendo una localidad orgullosa de sus virtudes y dispuesta a corregir sus defectos. Darío Pereira

JJ/I