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Respirar basura quemada

El incendio ocurrido la semana pasada en el basurero ilegal de Matatlán generó daños a la salud de toda el Área Metropolitana de Guadalajara, especialmente contra la población de Tonalá y Zapotlanejo que por horas estuvo expuesta a sustancias tóxicas que se dispersaron por el aire.

El siniestro pudo haberse evitado si las autoridades de los tres niveles de gobierno hubieran cumplido su obligación frente a la irresponsable –incluso criminal– acumulación de residuos que lleva a cabo la empresa Caabsa Eagle en el sitio ubicado al nororiente de la ciudad, en la zona de Coyula.

Matatlán nunca debió convertirse en basurero. Se trata de un sitio cercano a la barranca del río Santiago donde hay restos arqueológicos de un centro ceremonial indígena de las comunidades originarias que habitaban en Tonalá desde antes de la Colonia.

En lugar de ser un parque nacional donde la sociedad contemporánea pudiera conocer la historia de nuestros pueblos, en los años 80 comenzó a ser el sitio al que fueron llevadas y enterradas miles de toneladas de la basura que irresponsablemente generamos en la ciudad.

Por años, habitantes de Tonalá y grupos ambientalistas lucharon por el cierre de Matatlán, lo que se consiguió –parcialmente– alrededor de 2004, cuando el Ayuntamiento de Guadalajara aprobó clausurar el tiradero que promovió décadas atrás en el municipio vecino de Tonalá.

Sin tener autorizaciones ambientales para ello, la empresa que tiene la concesión del manejo de la basura en la ciudad, Caabsa Eagle, continuó manejando el sitio de Matatlán como una estación de transferencia; esto es, ya no dejaban ahí los residuos, sino que los depositaban temporalmente para permitir la pepena informal y luego se enviaban a enterrar a Los Laureles, relleno sanitario ubicado también en Tonalá, pero en sus límites con El Salto.

Pero cuando en noviembre de 2021 fue clausurado definitivamente Los Laureles por sus malos manejos y devastación ambiental, Caabsa Eagle decidió reactivar Matatlán de forma ilegal y regresó a la práctica de acumular montañas de residuos ahí, sin ninguna medida para evitar la contaminación de la tierra, la infiltración de lixiviados a los mantos acuíferos y escurrimiento al río Santiago, y los malos olores.

Desde entonces, vecinos organizados de los alrededores han exigido a los tres niveles de gobierno volver a cerrar Matatlán, que se retire toda la basura, se haga un verdadero saneamiento del sitio y se cambie el modelo de gestión de residuos. Actualmente, la política pública en torno a la basura premia a Caabsa Eagle y fomenta la irresponsable generación excesiva de desechos, pues mientras más basura tiramos, la empresa gana más. NTR publicó en el mes de diciembre que solo en las actuales administraciones municipales de Tonalá, El Salto, Tlajomulco y Guadalajara, la empresa ya había recibido más de 700 millones de pesos del erario, pese a los pésimos resultados.

Los colectivos de vecinos advirtieron desde hace más de un año que la acumulación de más de 200 mil toneladas de desechos a cielo abierto era un potencial peligro. Hubo acciones tibias y simulación de parte de los municipios, el gobierno de Jalisco –que debió clausurar el tiradero a través de la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente– y del gobierno federal, que por la contaminación del agua también tenía responsabilidad de involucrarse.

No hubo la atención adecuada y finalmente ocurrió el anunciado incendio que generó contaminación atmosférica y liberó sustancias tóxicas que causan graves enfermedades respiratorias e incluso pueden originar casos de cáncer, como advierte el experto de la Universidad Nacional Autónoma de México Omar Arellano.

Tras la nefasta gestión de Caabsa Eagle y las omisiones cómplices de todas las autoridades, ¿qué posibilidades tienen los más de 10 mil habitantes de los alrededores de Matatlán? ¿Tendrá que escalar el tema ante instancias internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que finalmente se ponga fin a la criminal afectación ambiental y a la salud que causa la gestión de residuos en la ciudad?

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jl/I