INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

La FIL y la UdeG

Habiendo sido testigo y, con frecuencia, partícipe de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, especialmente en sus primeros pasos, en vida de Raúl Padilla López, presidente y actor principal de su cuerpo directivo, tenía un enorme deseo de que la versión de 2023 resultara exitosa y bien organizada.

Quedé muy contento de que así haya sido, pues ello asegura que, poniendo mucha atención, nuestra FIL seguirá navegando viento en popa. No esperaba mucho de la presencia de la Unión Europea, máxime por el menosprecio que siente por México el tal Josep Borrell, su encargado de las relaciones exteriores.

El hombre, con buen tino, no se atrevió a venir e hizo acto de presencia por medios electrónicos. ¡Bien hecho! De otro modo quién sabe qué hubiera pasado… Hay muchos mexicanos que se la tenemos guardada por sus declaraciones respecto de nuestros orígenes.

Lo bueno es que el éxito de la FIL depende muy poco del invitado de honor, de manera que esa cifra de visitantes, que merodea los 900 mil, no resintió la pobreza del dicho invitado.

El año que viene tendremos a España en el meollo. Podemos suponer que aprendieron la lección del año 2000, cuando su presencia, esperada con gran ilusión, decepcionó a tiros y troyanos.

Nunca consideraron que nuestra feria tuviera tanta envergadura y, a la postre, ellos reconocieron que no le habían echado todas las ganas. ¡Claro que podemos esperar mayor calidad ahora! Ojalá resulte así.

Dicho de otra manera. Podemos afirmar que la feria va bien…

Pero vale tener conciencia de que ello es un reflejo de la Universidad de Guadalajara, que es a fin de cuentas su “madre y maestra”. Toda la compleja administración, prácticamente la gran cauda de operadores de todos los niveles son parte de ella, lo mismo que las instalaciones de muchas actividades complementarias que se realizan a la sombra de la Feria y pueden considerarse dentro. No de balde en todas las actividades a las que él asiste, es el rector general de la Universidad quien preside.

No resisto pensar que, si la Universidad siguiera siendo aquella coladera que fue hasta fines de los años ochenta del siglo pasado, hacer lo que se ha hecho no hubiera sido posible.

No se trata únicamente de la participación de algunos catedráticos distinguidos en actividades académicas de la misma FIL, sino el espíritu mismo de la feria es de gran calidad. Ello es el resultado de que en la institución han quedado fuera aquellos “golpeadores, pillastres y delincuentes” que marcaron el paso de nuestra alma máter a partir de 1968.

Claro, esto es algo que sólo los viejitos podemos recordar vívidamente, pues fuimos testigos de muchos desaguisados e incluso algunos los padecimos en carne propia. Pero conviene tenerlo presente para que no vuelva suceder.

En suma, lo que quiero recordar es que las bondades de la FIL no son un caso excepcional, sino que concuerdan en muchos sentidos con toda la marcha de la casa de estudios, en algunas ocasiones mejor que en otras, pero en términos generales dándonos motivo de orgullo a todos los jaliscienses bien nacidos.

[email protected]

jl/I