El Museo del Louvre enfrenta una nueva crisis. Sus trabajadores anunciaron este lunes una huelga prorrogable a partir del próximo 15 de diciembre, tras denunciar precarias condiciones laborales, falta de recursos y el deterioro creciente de varias áreas del recinto. La decisión se tomó por unanimidad en asamblea general, convocada por los sindicatos CGT, CFDT y Sud.
La protesta surge en un contexto marcado por una serie de incidentes que han encendido las alarmas. El más reciente ocurrió el 27 de noviembre, cuando cientos de libros antiguos quedaron dañados por una inundación, provocada por la avería de unas tuberías cuyo mal estado había sido reportado desde hace tiempo en la biblioteca de antigüedades.
Semanas antes, el 17 de noviembre, el museo se vio obligado a cerrar oficinas y una galería de antigüedades griegas, luego de detectarse fragilidad en varias vigas del edificio. El hecho se suma a lo que los trabajadores describen como un problema estructural de falta de mantenimiento y riesgos para la seguridad.
Pero el tema que ha desatado mayor controversia es el llamado “robo del siglo”: el atraco perpetrado el pasado 19 de octubre, cuando un grupo de cuatro ladrones ingresó en pleno día a la Galería de Apolo mediante un montacargas móvil y sustrajo joyas de la Corona de Francia. Aunque los cuatro sospechosos fueron detenidos, las joyas no han sido recuperadas, lo que ha incrementado las críticas a la administración del museo.
Este miércoles, el Senado francés recibirá las conclusiones de la investigación administrativa sobre el robo, en la que se evaluarán posibles fallas en los protocolos de seguridad.
La presidenta del Louvre, Laurence des Cars, respondió a las críticas asegurando que, desde que asumió el cargo en 2021, recibió garantías de que la seguridad de las piezas era “absoluta”. Explicó que la sala había sido equipada con tres nuevas vitrinas reforzadas durante las renovaciones de 2018 y 2019, por lo que consideraba el tema “un caso cerrado”.
Sin embargo, des Cars reconoció que tras el robo descubrió una auditoría realizada en 2018 por la joyería Van Cleef & Arpels, revelada recientemente por Le Monde, que advertía de un punto débil: el balcón de la Galería de Apolo que da al río Sena, precisamente el acceso utilizado por los ladrones.
GR












