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Brutal

Decir brutal es una manera de verbalizar el sentir al saber que, a mediados del mes de diciembre de este año, el número de personas desaparecidas en Jalisco ascendió, oficialmente, a 16 mil 41 personas, que 27 fosas clandestinas fueron ubicadas, pero que solo se trabaja en cuatro de ellas. ¿Cómo es posible esto?

Los números así dichos, sin contexto alguno, son fríos, carentes de significados y por ello muy apropiados para múltiples manipulaciones y regateos estadísticos gubernamentales. Esta problemática, por su sensibilidad, no debería tratarse privilegiadamente en forma matemática o estadística.

Es que no son simples datos o cosas que se aglomeran, que se juntan, se clasifican y luego se presentan en gráficos o barras al gusto de quien los presenta. No debemos olvidar nunca que estamos hablando de personas.

En los tiempos cuando era presidente Felipe Calderón y declaró la guerra al narcotráfico, surgió en México, en 2011, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, impulsado de manera central por el poeta Javier Sicilia, luego de que le asesinaran a su hijo Juan Francisco, en el estado de Morelos.

El poeta encaró a Calderón y le dijo directamente que los desaparecidos y los muertos en su guerra no debían considerarse insensiblemente como “daños colaterales”. No era así, le dijo Sicilia, porque se estaba hablando de personas y cada una de ellas y ellos tiene nombre y apellido, una historia, una trayectoria, padres y madres e hijos que habían quedado en la orfandad.

Aquella exigencia de paz con justicia y dignidad, así como dar un trato humanitario tanto a los desaparecidos, muertos y sus familiares, no solo sigue sin ser escuchadas y atendidas debidamente, sino que, frecuentemente se les reprime o se les mata cuando protestan. Los gobernantes no solo no cumplen con su deber, sino que se molestan porque las madres buscadoras les exigen hagan su trabajo.

El dolor y los clamores de las madres buscadoras de todo México sigue cayendo en el vacío. No han logrado conmoverlos, pero tampoco suficientemente a la sociedad. Quizá de eso se aprovecha el gobierno, en sus tres niveles, para con todo el poder que se presume tiene el Estado, no clasificar esta situación como primera prioridad.

Desde una verdadera visión humanista así debería ser porque defender y cuidar las vidas de todas y todos es lo más humanitario. Pero los gobiernos, si alguna vez lo fueron, ya no son así. Y, por supuesto, de esto las madres buscadoras se dan perfecta cuenta y toman nota. Llegará el momento en que cobren esa factura.

Pero lo números con los que estamos terminando el año constatan que no es así. Estos datos nos dicen que en los gobernantes no hay humanidad ni sensibilidad. Que sus prioridades son otras. En Jalisco así lo seguimos viendo. Por el momento, manda todo lo que tenga que ver con el mundial de futbol, pero, temo que, terminando ese gran negocio, encontraran otra justificación o nada, para seguir mostrando su desprecio.

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jl/I

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