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Artesanos no pueden exportar por exceso de burocracia

No se valora. El trabajo de hasta tres o seis meses en cada prenda, es poco valorado, lamentan los artesanos

Acapulco. La tramitología frena a los artesanos de Tlapehuala. Buscan conservar y rescatar sus raíces al elaborar los sombreros calentanos de astilla, pero no pueden exportarlos por la burocracia ante dependencias públicas.

Sólo lo venden en la región y algunos pedidos han sido llevados por los mismos paisanos guerrerenses hacia Estados Unidos, quienes para poder pasarlo deben pagar un impuesto.

Elaborar un sombrero calentano, es un arte y todo un proceso en el que participa la cadena productiva de artesanos, pues hay personas que se dedican exclusivamente a diversas actividades del proceso como corte de palma, preparar el material, tejer, coser, bordar y a la distribución.

Felipe Maldonado Santiago, de 29 años, ganó el 4 de agosto, en Guadalajara, el tercer lugar del Concurso Nacional de Jóvenes Creadores del Arte Popular Mexicano 2015, organizado por el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) y la Secretaría de la Juventud.

Este joven, originario de Tlapehuala y profesionista universitario, concursó con más de 2 mil artesanos de todo el país y obtuvo el tercer sitio a nivel nacional en la categoría de fibras vegetales.

Felipe tiene una licenciatura en Biología; dice que como pudo terminó su carrera pues combinaba trabajo y estudio.

“Tengo una licenciatura, pero desafortunadamente no ejercí; aparte de que me gusta esto (la actividad del sombrero), a veces no tenemos la oportunidad de seguir estudiando”, expresó.

Cuenta que las personas le preguntan el precio de un sombrero como el que elaboró para el concurso y que a veces las personas ríen al escuchar que su costo va de los 10 mil a los 11 mil pesos.

No se valora, lamentó, el trabajo y la calidad del sombrero que fue hecho con palmas selectas y cocido a mano y en el que puede haber de tres hasta seis meses de labor.

Felipe dice que tiene la fortuna de que en el taller de sombrerería Palmares de Guerrero ha aprendido de todo, desde la trenza hasta la costura, corte, planchado, engomado, el adornado y realizar la venta.

“Vender es lo mejor del artesano, vender el producto directamente al público y que no haya intermediario”, afirmó.

Lamentó que no pueden exportar porque son muchos requisitos para ellos. Lo que más pueden hacer es venderlo en los eventos donde asisten.

“Nos daría mucho gusto poder exportar y tener ya un mejor trabajo, no para mí solo sino para toda la comunidad en general; al vender un sombrero estamos generando empleo y haciendo que la cadena productiva del sombrero de palma pues no termine, continúe con el oficio”, puntualizó.

Los artesanos de sombreros de Tlapehuala no cuentan con empresas propias, todo lo elaboran en el taller Palmares de Guerrero.

Según los pedidos que les hacen, son los sombreros que elaboran, desde el más sencillo del que confeccionan tres docenas a la semana.

“No tenemos empresas, somos artesanos y es un negocio familiar, pero todo lo procesamos y le damos el terminado en los talleres de Palmares de Guerrero”, expuso.

“Sombrereros ya no hay”

La sombrerería Palmares de Guerrero brinda el espacio para que los artesanos puedan hacer sombreros.

Es un negocio familiar y Antonio Santa María Bergara forma parte de la quinta generación como productor de sombrero.

“Fabricamos el sombrero desde Tlapehuala para el mundo”, expresó orgulloso.

A partir del 2001, Antonio, de profesión ingeniero y egresado de la Universidad Autónoma de México (UNAM), tomó las riendas administrativas del negocio cuando fallecieron sus padres y dejó su trabajo en Addison, Texas.

 “Ingenieros salen miles, sombrereros ya no hay. Vi que era mi objetivo en la vida”, expresó.

De Palmares de Guerrero, dependen 50 familias de Tlapehuala y 12 productores diferentes de sombreros. Desde los 8 ó 10 años, los jóvenes empiezan a involucrarse en el oficio con actividades sencillas..

 “Trabajan desde muchachos que estudian la secundaria y necesitan ganar dinero por lo que laboran medio tiempo o adultos mayores de 90 años donde en ningún lugar encontrarán empleo y aquí (en la sombrerería) tienen la forma de ganarse un poco la vida”, expresó Felipe Maldonado, artesano desde los 11 años.

1 500 pesos cuesta el más económico

34 mil pesos el más caro

6 horas diarias de trabajo en un sombrero sencillo

6 meses para tejer un sombrero fino

Frase:

“Nosotros no podemos exportar porque no tienen códigos de barras, es un mercado de factura y nosotros no facturamos; todo nuestro mercado es local y regional y no hemos buscado el apoyo”

Felipe Maldonado

Artesano

Distintivo

-En la región de la Tierra Caliente, los hombres, principalmente los campesinos, utilizan el sombrero calentano, hecho de astilla, dos listones negros amarrados hacia atrás y cocido a mano

-Desde 1880 creció la elaboración de sombreros en Tlapehuala

-Cuando se corta la palma real que utilizan, la planta no muere

EH/I