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Recorte sólo con dinero ajeno

La reestructura administrativa en el Poder Legislativo, que incluya la reducción de nómina, depende de la voluntad de una persona, el titular del Ejecutivo, para aceptar o rechazar la petición económica para aportar recursos extras al gasto anual para hacer estos pagos.

Los mismos diputados locales se dieron de plazo hasta el 31 de marzo para aprobar la propuesta de reingeniería administrativa de la Secretaría General, que deberá tomar en cuenta las recomendaciones del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), y están trabajando a marchas forzadas para lograr consensos, que ahorita no los hay.

La Secretaría General tiene todo el plan listo con nombres y apellidos y números, pero todo depende de la voluntad política de las fracciones parlamentarias mayoritarias para poderlo ejecutar. Y claro de pedir dinero para ponerlo en marcha, y saber si en realidad quieren bajar la nómina.

Sin embargo, a una semana y dos días de que se cumpla el plazo para entregar la propuesta económica no hay un número consensuado de recorte; los legisladores esperan que como por arte de magia el área administrativa descubra la fórmula para hacerlos quedar bien públicamente y que no les afecte sus intereses, lo cual se ve imposible salvo que tengan $$$ para poder convencer a muchos de irse tranquilamente sin crear problemas legales y poder ejecutar los tan anunciados retiros voluntarios o las jubilaciones anticipadas.

Y hablamos de jugosas bolsas económicas porque solamente de esta manera, los trabajadores con base estarían en la disposición de retirarse si garantizan una liquidación atractiva para poner un negocio y así dedicarse a otra cosa o adelantarles los recursos que deben pagar a Pensiones para garantizar su pensión.

De ese nivel son las demandas para que alguno pueda aceptar alguna propuesta del Congreso local; adelantamos que, si no hay algo atractivo, $$$$$, no se irán.

Lamentablemente, hasta el momento de lo único que se habla es apretar al personal de base, es decir, buscar recortar a este tipo de personal, pero no se ha escuchado ninguna intención y mucho menos propuesta para reducir el personal supernumerario, el que llega con los diputados locales y que casi se iguala al permanente.

Es sorprendente que escondan propuestas para bajar la nómina de supernumerarios y que no muestren ningún interés en hacerlo. Habrá que esperar a la presentación de Secretaría General para saber si tocan a este tipo de empleados.

Aun cuando se decidieran en hacer algo con el personal de base tendrían varias dificultades en hacerlo porque requieren de dos cosas: dinero y convencerlos de aceptarlo. Hay que estar al pendiente para saber si quieren ir contra los aviadores, ésos que todos conocen y niegan y hasta dicen que no existen. Y claro que no existen porque los mismos diputados y coordinadores de área los protegen, los ocultan y los sacan del reloj checador.

Para poder recortar estos empleados deben encontrar causas justificadas o darles dinero para que acepten, y aquí está el dilema porque como Poder Legislativo planearon cero pesos a la partida de Indemnizaciones, y con esto, dejaron la responsabilidad total al Ejecutivo y ahora deben convencerlo.

Lo preocupante es que si lo logran no será de gratis porque seguramente pedirá algo a cambio porque en la política no hay intercambios gratuitos.

Aquí la especulación se centra en saber si hay interés en cuando menos provocar una reducción de nómina de 100 personas, una cantidad razonable si tomamos como referencia que el Imco señaló que tenían como excedente a 600 personas de los mil 69 de las que supuestamente hay en nómina.

Y el panorama es tan adverso, que hay algunos diputados que se dan con lograr, aunque sea un despido porque hacer algo sería mejor que no hacer nada.

La decisión final será política, pero hay algunos que ni siquiera ven que haya voluntad de lograr un cambio. A lo mucho será cambiar leyes y procedimientos y nada de recortes de nómina. ¿Quién apuesta?

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jl/I