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Rastro de El Salto descarga vísceras a canal


Sangre, vísceras y hasta tejidos enteros de los animales sacrificados en el rastro municipal de El Salto son arrojados a un canal de aguas negras en el que perros, burros, gallinas y hasta vacas lecheras beben agua y se bañan.

En un recorrido realizado por El Diario NTR en las colonias Hacienda y Potrero Nuevo, se constató que el drenaje del rastro aflora en el canal que está ubicado a solo unos metros del inmueble. Ahí, el agua roja se mezcla con la negra y avanza entre la basura hasta el río Santiago.

El personal del rastro no sólo vierte sangre y residuos cárnicos, también arroja partes de animales de mayor tamaño; además de vísceras enredadas en las ramas, se encontró un gran saco de tejidos en la orilla del cauce.

“Todo el tiempo están tirando sangre y restos de animales en el canal, en la madrugada más, pero todo el día está saliendo. Tiran vísceras, pelos, sangre, ahí se ven las natas de porquería en el agua, y en la tarde, cuando el Sol está más fuerte, el olor está insoportable”, contó Nicolás Pulido García, un vecino de la zona.

Durante el recorrido, dos perros jugaban en el agua, entraban y salían del canal que acopia residuos de animales muertos y heces provenientes de las casas vecinas.

“A veces los perros de andar jugando sacan tripas y pedacera de animal; se las comen. Por eso también estamos llenos de ratas, cucarachas y zancudos que luego van y se meten a las casas, ¿cómo los para uno?”, agregó el señor Pulido García.

 De acuerdo a vecinos cuyas viviendas están frente a la parte posterior del rastro, en la calle Carlos Ruvalcaba, la sangre y residuos del inmueble, que comienzan a surgir después de las matanzas, no se controlan y se escurren por los resquicios de las puertas hasta la calle y las viviendas.

Después de reclamar ese incumplimiento, el rastro corrigió y entubó los residuos, pero en vez de separarlos y derivarlos a empresas que se dedican a hacer la recolección especializada, lo encauzaron al canal a cielo abierto que ubicado entre las viviendas.

Dichas prácticas del rastro incumplen la Norma Oficial Mexicana 01 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que establece que el agua vertida en arroyos por parte de industrias no debe contener ningún tipo de materia orgánica ni elementos sólidos, como en este caso lo es la sangre y las vísceras.

Riesgos a la salud

De acuerdo a la Comisión Federal para Prevenir Riesgos Sanitarios (Cofepris), los residuos animales que genera un rastro y que no pueden ser consumidos por el humano, como vísceras y algunos órganos, deben ser debidamente incinerados para garantizar que se expongan al medio ambiente.

Sin embargo, un diagnóstico de la Cofepris realizado en 2006 constató que en todo el país solamente 10 por ciento de los rastros contaban con un incinerador que opera bajo las normas sanitarias.

“Esto permite afirmar que unos pocos rastros, con un gran volumen de matanza diaria, poseen el equipamiento para incinerar decomisos, mientras que un gran número de pequeños rastros y mataderos carecen de dicha tecnología”, indica el diagnóstico de la Cofepris.

Además, sostiene que si residuos como sangre, contenido estomacal, heces fecales y otros son vertidos a caudales, implica un foco de infección para seres humanos y otros animales, ya que pueden contener huevos, parásitos, amibas, residuos de pesticidas del alimento que consumían, lo que además contamina el agua y el suelo.

Debido a que el rastro de El Salto incumple con el manejo adecuado de esta materia, ha sido multado en una ocasión por la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa), al igual que el de Tlajomulco y Zapopan; sin embargo, éste no corrigió el incumplimiento.

Los habitantes de El Salto que viven cerca de este cauce piden que las autoridades se detengan las prácticas contaminantes del rastro, ya que se aproxima el tiempo de lluvias y en otros años el canal se ha desbordado.

“Hay gente que se ha ido de aquí porque sus hijos se les enferman, el olor está insoportable y es un animalero que no tiene fin”, dijo Nicolás Pulido García secundado por un grupo de vecinos que contemplaba el arroyo rojizo.

 

HJ/I