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La crisis en Nicaragua para su literatura

(Foto: Lizeth Villegas)

Está en Guadalajara y este jueves será parte de la conferencia Nombrar a Centroamérica porque Centroamérica cuenta. Fátima Villalta quisiera dar un discurso esperanzador, pero en su país, Nicaragua, se vive una crisis sociopolítica que ha orillado a amigos, familiares y a otros escritores, a dejar su país sin saber cuándo volverán.

Cuando veía las noticias, se preguntaba qué tan desesperados estaban los migrantes para dejar todo, tomar una mochila al hombro y salir de casa. Seguro ya no había nada que perder.

“Esa realidad está en Nicaragua y tocó de alguna manera a conocidos, a amigos que están encarcelados y muchos más que ya salieron de un país tan pequeño, pero donde se respira miedo”, explicó la joven escritora.

“El mensaje esperanzador es que en la literatura hay mucho talento joven, pero la realidad nos está pegando y si un Sergio Ramírez confesó que con los problemas en Nicaragua no puede escribir, imagínate los jóvenes, quienes somos desconocidos, se han parado las cosas”.

“Este foro ayudará a que conozcan los talentos más jóvenes y se discutirá el panorama de la literatura en Centroamérica. Grandes como Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez son un ancla muy valiosa para ingresar a la literatura de mi país, pero hay más talento”.

Publicar desde muy joven, hizo que el mundo de la literatura volteara a verla, ya que tan joven marcaba pauta con su forma de escribir.

Cuando tenía 16 años, Fátima ganó el certamen del Centro Nicaragüense de Escritores para la Publicación de Obras Literarias (2011) con Danzaré sobre su tumba, que trabajó durante unos meses, inocentemente y sin mayores esperanzas.

“Publicar gracias a un certamen nacional significó un acontecimiento en mi vida y principalmente en mi relación con la literatura. Hasta ahora la novela lleva cinco ediciones, y no deja de sorprenderme que algo así le suceda a una escritora prácticamente desconocida en un país tan pequeño y con tan pocos lectores como Nicaragua”.

Luego de lo abrumador que resultó publicar tan joven, decidió emprender otras búsquedas.

“Cursé distintas carreras y, aunque aún soy estudiante de psicología, trabajé por dos años como especialista en documentación histórica en el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica; también colaboré como editora y cronista en revistas culturales. De una u otra manera, todas las búsquedas siempre me llevaban a un mismo lugar: los libros y el mundo de la ficción”.

Cuando se le cuestiona cuándo publicará un nuevo libro, en su mirada se ve que los problemas políticos en su país han detenido ese sueño, pero tras suspirar aseguró que es joven, que aún tiene mucho tiempo para hacerlo.

“La crisis del país pega, tengo 24 años y mi generación, al igual que una generación de escritores anterior a la nuestra, a los que leímos y admiramos desde la adolescencia, se enfrenta a una crisis sociopolítica que marca un nuevo quiebre en nuestras vidas y probablemente en nuestra futura producción literaria”.

“Nosotros, que nacimos en tiempos de paz, hemos visto cómo nuestros sueños se desmoronan en pocos meses, también hemos desempolvado los libros sobre dictaduras y compañeros que se marcharon muy pronto”.

JJ/I