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Incierto

Apenas han pasado un par de semanas de 2021 y la esperanza del “feliz año nuevo” se enfrenta a múltiples obstáculos. El mundo se reactivará económicamente, pero en niveles que estarán lejos de compensar la caída de 2020. Además, las capacidades de crecimiento sufrirán la amenaza de los conflictos políticos.  

El BM estima que la economía mundial crecerá alrededor de 4 por ciento este año, pero en 2020 habría caído en más de 6 por ciento. Imaginemos que aventamos un balón desde nuestra azotea hacia el piso: el balón rebotará, pero no alcanzará a llegar nuevamente al nivel de la azotea. Esto es lo que representa la reactivación de 2021: las fábricas, los comercios y los servicios irán reabriendo y ampliando su producción, pero sin llegar a los niveles existentes antes de la explosión de la pandemia. Al término del presente año la producción será similar al existente al cierre de 2018, esto significa que la pandemia habrá ocasionado una pérdida de tres años de crecimiento global. 

Sin embargo, el futuro no está escrito y los nubarrones se siguen presentado. En especial, la expansión de la pandemia y el relevo presidencial en los EU siguen iluminando en rojo la situación internacional.  

Tan sólo en los primeros días de este 2021 se acumularon 11.4 millones de nuevos casos de coronavirus, tantos como los que se sumaron desde el inicio de la pandemia hasta el 5 de julio pasado.  

Las estrategias a lo largo del mundo, así como las regionales y locales siguen siendo erráticas: Francia prácticamente no iniciado la vacunación, cuando Israel espera tener vacunada a toda su población para fines de marzo; un pequeño grupo de 10 países (Estados Unidos, Canadá, Rusia, China, Arabia Saudita, Israel, Alemania, Reino Unido, Italia y España) concentran la compra de 95 por ciento de las dosis contratadas. La posibilidad de vacunarse dependerá del poder económico, político y tecnológico del país en que cada humano resida. Bajo tales circunstancias, las posibilidades de reactivación económica serán sumamente disímiles entre los países. 

En suma, nos encontramos globalmente ante el escenario de una débil recuperación económica. Bajo tales condiciones, es fundamental repensar nuestro quehacer socioeconómico en favor del consumo básico, la vida y la sostenibilidad ambiental. 

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