La convocatoria para elegir a la nueva persona titular de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (Asejal) representa un momento crítico para la gobernanza y la rendición de cuentas en la entidad. Tras ocho años bajo la dirección de Jorge Ortiz, es evidente que la institución requiere un cambio profundo de liderazgo. La permanencia prolongada de un mismo titular –o incluso la posibilidad de extender su mandato por otros ocho años– no solo amenaza la renovación institucional, sino que también refuerza una visión consolidada que hasta ahora no ha funcionado como verdadero contrapeso del poder político en el estado. En otras palabras, perpetuar la misma dirección por 16 años es incompatible con la función esencial de la Auditoría: vigilar de manera independiente el manejo de los recursos públicos.
El cargo de titular de la Asejal no es meramente administrativo; se trata de una posición estratégica para la democracia, la transparencia y la rendición de cuentas. Según estudios comparados sobre control externo de recursos públicos, la independencia de la auditoría superior es un factor crítico para evitar prácticas de corrupción, favoritismo y subejercicio de recursos. Por ello, cualquier designación basada en cuotas políticas o relaciones de cercanía –la fórmula del “cuate”– socava no solo la percepción de imparcialidad, sino la propia eficacia institucional.
Un análisis de la lista de aspirantes evidencia retos adicionales. De las cuatro mujeres que compiten por la titularidad, tres mantienen vínculos estrechos con Movimiento Ciudadano, lo que limita la independencia percibida de sus perfiles. La única candidata con experiencia relevante –ex secretaria ejecutiva del Seajal– enfrentará un proceso que demanda un cabildeo intenso para alcanzar el respaldo legislativo. Esta situación refleja un patrón persistente en la administración pública: la escasa representación femenina en cargos estratégicos, acompañada de la necesidad de depender de redes políticas para acceder a posiciones clave, lo que limita la diversidad de perspectivas y la capacidad de innovación institucional.
Desde una perspectiva académica, la renovación del liderazgo en órganos de control es un elemento clave para la consolidación de sistemas de gobernanza confiables. Investigaciones en administración pública y control externo destacan que los mandatos prolongados y la falta de alternancia pueden generar efectos de captura institucional, donde la institución se convierte en un aliado funcional del poder político, más que en un contrapeso autónomo. La Asejal no puede permitirse reproducir patrones de subordinación política: su titular debe contar con la independencia y la autoridad para investigar y detectar irregularidades en el manejo de recursos públicos, así como para emitir recomendaciones que habiliten a las instancias competentes a sancionar, sin depender de cuotas políticas, favoritismos o vínculos personales previos.
Finalmente, el desafío de esta convocatoria no es solo seleccionar a la persona más calificada, sino romper la lógica de perpetuidad y complacencia, e introducir una visión renovada, diversa y estratégica. La elección de la nueva persona titular de la Asejal será una prueba de la madurez institucional de Jalisco y de su compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas. No se trata únicamente de renovar un cargo, sino de fortalecer la función de auditoría como verdadero contrapeso democrático, capaz de proteger los recursos públicos y garantizar confianza en las instituciones.
*Doctora en Derecho
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