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En el río Blanco no se trata 80% de residuos

POCO. La planta de tratamiento del Siapa sólo sanea un máximo de 150 litros por segundo de un volumen de casi 800 litros. (Foto: Especial)

La cuenca del río Blanco, en Zapopan, al norte de la zona conurbada de Guadalajara, alberga casi 400 mil habitantes y tuvo la primera planta de tratamiento de aguas negras de la ciudad por parte del Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Siapa), que entró en operaciones en 1994; sin embargo, cuatro quintas partes de sus desechos no reciben tratamiento alguno, lo que comienza a detonar un problema de salud pública.

De un volumen de casi 800 litros por segundo, la planta que opera el Siapa, que fue modernizada entre 2003 y 2005, sólo sanea un máximo de 150 litros, lo que significa una capacidad totalmente rebasada y un problema sanitario para los poblados de la parte final de la cuenca.

Desde hace una década se ha planteado la necesidad de crear nueva infraestructura, pero no se ha concretado. En 2014, la Comisión Estatal del Agua (CEA) anunció la necesidad de invertir 695 millones de pesos (mdp) para construir 127 kilómetros de colectores, ampliar la planta del Siapa, rehabilitar o construir nuevas como una en la zona de San Isidro y fortalecer el proyecto de agua de reutilización que tiene el sistema intermunicipal en la zona y que entrega aguas tratadas de alta calidad para áreas verdes y usos sanitarios en empresas como Flextronics, el cementerio Recinto de la Paz y el fraccionamiento Valle Real.

El río brota en Santa Lucía y atraviesa la zona de Tesistán. En la investigación Entropía del crecimiento habitacional en el río Blanco de la metrópoli de Guadalajara, México, los investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG) Mario Guadalupe González Pérez0 y Luis Fernando López Lara detallan que se extiende por más de 20 kilómetros.

“En la parte norte de Zapopan se están construyendo múltiples fraccionamientos de interés medio adyacentes al río Blanco, el cual se encuentra localizado dentro del municipio y tiene una longitud superior a los 20 kilómetros. El afluente corre de poniente a oriente, desde la represa San José, o también conocida como Santa Lucía, hasta desembocar en la barranca del río Grande de Santiago. En su orografía nace al norte del valle de Tesistán, cruza al sur con la zona serrana de San Esteban hasta el borde de la Barranca, para posteriormente caer cerca de 300 metros por una escarpada pendiente y conectar con el río Santiago; como tantos otros ríos cercanos a zonas urbanas tiene un ecosistema complejo donde interactúan diversos componentes”, señala el texto.

En este caso, añade el documento, “el río está en riesgo dado que los balances naturales (biota, ciclo del agua, sedimentos del suelo, microclima, etc.) son sometidos a una fuerte presión provocada por la actividad inmobiliaria en su zona de influencia. La microcuenca del río tiene una superficie aproximada de 160 kilómetros cuadrados y pertenece a la cuenca Santiago-Guadalajara (…) el río sostenido por múltiples arroyos intermitentes y efímeros alimenta en su paso a las represas San José y Copalita, que proveen el agua de riego para los huertos de hortalizas en la zona”.

La nota informativa de la CEA sobre los planes en torno al río aceptaba que era “muy importante no solo resolver una problemática que se tiene, sino llevar un proyecto de manera integral, es decir, no sólo ver la atención a la demanda ciudadana que existe, sino prever cómo se dará el crecimiento a futuro; también se debe buscar resolver varios problemas a la vez, como es el agua para reutilizar la generación de biolodos como mejoramiento de suelos, que es un mercado interesante porque hay crisis de suelo fértil, o la generación de energía eléctrica para operar las plantas, lo que permite reducir costos de saneamiento y además ayuda a evitar emisiones de gases de efecto invernadero en estos tiempos de cambio climático”, pero no ha habido mayores inversiones en 10 años.

La semana pasada, el periodista independiente José Toral dio a conocer que en el río se descargan contaminantes industriales, cerca de la zona de Valle Imperial. Ninguno de los tres órdenes de gobierno reaccionó a la revelación.

jl/I