Hiram Ruvalcaba, artesano del cuento

La historia de los cuentos con los que Hiram Ruvalcaba ganó el premio nacional Mariano Azuela el año pasado ha sido contada en ya varias ocasiones, tiene que ver con el poeta Hugo Gutiérrez Vega que en una reunión le preguntó al entonces escritor emergente sobre su más reciente obra. “Fue hace un par de años. Le dije que no había escrito nada desde hacía mucho tiempo y él se molestó. ‘No lo dejes de hacer porque la palabra se te escapa’, me dijo, después fue a su cuarto y me regaló una hermosa libreta empastada en la que escribí los primeros cuentos de esta colección, pero él nunca la vio, para cuando había planeado mostrársela él había muerto”, contó el autor.

Por entonces había escrito El muro de piedra, uno de los cuentos de la compilación ganadora, elogiada por los jueces del premio Mariano Azuela, entonces Ruvalcaba llegó a una decisión inmediatamente después de eso: que no iba a dejar de escribir. La muerte del poeta fue uno de los hechos contundentes en su vida para hacerlo con más seriedad.

“Fue un impacto emocional muy grande pero de alguna manera la promesa que yo le había hecho antes de su partida se me quedó grabada”, dijo en entrevista.

El otro hecho contundente en su escritura fue un librero de Zapotlán, de donde Ruvalcaba es originario, César Anguiano, quien le enseñó las bases de los cuentos que ahora compone con regularidad aún si, dijo, se considera un aprendiz todavía.

Hoy concibe su escritura, más que como un arte, como un trabajo de artesanía en el que el cuento, que compara con hacer unos huaraches, puede ser bueno o malo, pero tiene que tener ciertas características que en principio lo hagan como tal, un cuento: con su estructura determinada.

“Yo lo pienso así, a lo mejor porque no tengo talento”, dijo entre risas, “admiro a las personas que sí lo tienen, que se sientan y en unos días tienen hecha una gran pieza, a mí la verdad un cuento puede llevarme meses, a veces incluso años desde que concibo la idea”, dijo Ruvalcaba.

Según contó el autor los cuentos, que recientemente fueron publicados por la editorial PuertaAbierta bajo el título Me negarás tres veces, serán a su vez parte de un compendio más grande en el que ya está trabajando y que se llamará, tentativamente, El Atlas del silencio. El tema de su escritura varía, pero tiene que ver con ciertas escenas cotidianas, violentas e irónicas, de la vida.

“Los cuentos nacen de diferentes cosas, por ejemplo, el que le da título al libro publicado surgió del trabajo periodístico Acapulco kids, pero también pueden nacer de diversas experiencias o imágenes que se me vienen a la mente por circunstancias cotidianas”, contó Ruvalcaba, “tiene que ver con temas con los que desafortunadamente todos podrían identificarse, las emociones negativas que me atraen mucho, motivos oscuros que experimentan los seres humanos, más cercanos a la bajeza humana”.

La inspiración por sí sola no es el proceso fundamental para su escritura, sino el trabajo diario, la curiosidad y la observación.

“Lo que hago es que cuando estoy platicando o voy caminando por la ciudad veo una escena o me pasa algo con lo que empiezo a imaginar posibilidades y entonces la idea del cuento ahí está. Después trato de poner la idea en un mapa de lo que me gustaría poner en el cuento, el punto de quiebre, las escenas, el desenlace, los temas que me gustaría reflexionar, los escenarios, trato de aumentar exponencialmente las sensaciones humanas, explotarlas”.

Aunque como todo escritor tiene la inquietud de acercarse también a la novela, por ahora quiere concentrarse en escribir mejores cuentos. Desde su departamento en la Ciudad de México, donde estudió y tomó talleres de cuentos, dijo que todavía le falta tiempo.

“Hay una fórmula que tienes que aprender, los grandes cuentistas de todos los tiempos encontraron por su cuenta esta historia y las dominan y las transforman, estoy aprendiendo todavía el proceso”
Hiram Ruvalcaba, escritor

JJ/I