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Humedales artificiales: casi como la naturaleza

La dotación y el tratamiento de agua son obligaciones que corresponden a los gobiernos municipales, al igual que el alumbrado público, la recolección de basura y otros servicios. En lo referente al agua, la mayoría de los municipios del país cumple con entregar el líquido a los pobladores y con recoger las aguas de desecho que se generan en los hogares –como resultado del lavado de trastes y ropa, aseo del cuerpo y descargas del inodoro–, pero fallan miserablemente en lo relativo al tratamiento de las mismas, que se convierten en riadas de aguas negras que se descargan en arroyos y ríos, convirtiendo los ecosistemas acuáticos en lugares en los que sólo algunas bacterias prosperan, entre éstas, las coliformes, altamente patógenas.

De acuerdo con un reporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), México trata actualmente sólo 60 por ciento de sus aguas de desecho. Esto significa que cada segundo se vierten 147 mil litros de agua negras sin ningún tipo de tratamiento. Sin necesidad de ir lejos, la barranca de Huentitán alberga varias cascadas impresionantes, cuyos caudales por desgracia están compuestos por torrentes de suciedad. Hacen falta plantas de tratamiento. Y de las existentes, muchas son abandonadas antes de dos años de iniciar operaciones, debido a lo caro de su mantenimiento, que puede ir de 20 mil a 200 mil pesos mensuales, dependiendo de su tamaño. Esto ocurre sobre todo con gobiernos municipales de tamaño mediano a pequeño, para quienes la carga económica suele ser enorme, pues carecen de mecanismos para colectar el dinero necesario para el tratamiento del agua. Las plantas de tratamiento estándares requieren elevados gastos de electricidad, gasolina para los motores, sustancias químicas para el tratamiento del agua y pago de operadores.

Los humedales naturales o filtros verdes son una alternativa viable en las condiciones actuales, ya que actúan como un filtro biológico, eliminan sedimentos y contaminantes diversos –incluyendo metales pesados– a un costo sumamente competitivo: un humedal artificial equivale a 20 ó 25 por ciento del costo de una planta de tratamiento con la misma capacidad, y su mantenimiento puede ser de sólo 10 por ciento. Los filtros verdes se construyen para emular las características de los humedales naturales –lagos y lagunas–, aprovechando las raíces de las plantas y los efectos del Sol y del viento para el tratamiento del agua, un proceso que sucede en la naturaleza desde hace millones de años. A pesar de sus múltiples ventajas, hay registro de menos de 100 humedales artificiales funcionando en México, en parte, debido al desconocimiento de la forma de construirlos y operarlos, así como a las resistencias culturales e institucionales para su utilización.

Actualmente se construye uno, en el municipio de Gómez Farías, mediante un acuerdo entre el gobierno municipal, el Global Nature Fund –una agencia internacional, con sede en Alemania–, la Junta Intermunicipal del Río Coahuayana y el Instituto Corazón de la Tierra. Este humedal tratará 5 litros de aguas de desecho por segundo, para beneficio del arroyo San Andrés y del lago de Zapotlán, así como de los agricultores, paseantes y pescadores que hacen uso de los mismos. 

Alejandro Juárez es consultor internacional en  manejo de lagos y cuencas, y Director del Instituto Corazón de la Tierra.

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