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“Tlahuelilpan es un pueblo trabajador”

Esperanza. Familiares y amigos buscan algún indicio que dé con el paradero de las personas desaparecidas. (Foto: Cuartoscuro

Tlahuelilpan. El presidente municipal Juan Pedro Cruz Frías rechazó que los familiares de las víctimas de la explosión del ducto de Pemex busquen una indemnización.

"Tlahuelilpan es un pueblo trabajador, no un pueblo huachicolero”, dijo.

Expuso que aunque hubo irresponsabilidad de la gente al acudir al lugar de la fuga, afirmó que ésta fue causada por la necesidad y por la falta de oportunidades en el país.

"Las personas que para mí pierden la vida no son más que víctimas de la falta de oportunidades que se vive en el país. Si yo tengo la solvencia para mantener mi vehículo, ustedes creen que voy a arriesgar la vida. Tan sencillo como eso”, expresó.

Sin embargo, admitió que hay quienes rentaron sus predios como bodegas de combustible.

“No voy a negar que hay algunas personas que por necesidad se unieron a estos grupos delictivos como halcones, como operadores”, expresó

“Tendrían que haber estado en los zapatos de esta gente para entender (por qué acudieron al lugar). No los justifico. Sí dije que había sido una irresponsabilidad, pero irresponsabilidad obligada por una necesidad”.

El edil señaló que junto con el secretario general de Gobierno acudió ante las autoridades correspondientes a rendir su declaración sobre los hechos, al tiempo que resaltó su indignación por el trato que a su juicio, se le da a la información.

“Nos sentimos ofendidos en cómo nos está tratando el pueblo mexicano. Exijo respeto para la gente de Tlahuelilpan”. Espero en Dios que este mensaje les llegue”, acotó.

A pregunta expresa, destacó que el municipio ha atendido tanto derrames como incendios de tomas clandestinas.

“Esa toma era la segunda vez que se incendia. La primera vez no hubo mayor necesidad más que esperar a que bajara la presión y empezar a sofocar el fuego", expuso.

Indicó que todas y cada una de las fugas que ocurren en el municipio son reportadas a Petróleos Mexicanos (Pemex).

“Por qué no la sellan, ignoro, pero me están provocando este tipo de situaciones. Efectivamente, sabemos dónde están, pero a nosotros no nos corresponden las clausuras de esas tomas clandestinas. Como autoridad bien se puede inhabilitar, pero Pemex no ha hecho nada”, remarcó.

Cruz Frías dijo desconocer el número de personas que hay dedicadas al huachicoleo, pero refirió que en 2018, sólo un lugareño ha perdido la vida por ese asunto, pero que éste hecho ocurrió fuera del municipio.

Presentimiento le salva la vida

Gerardo Pérez regresó el sábado a un campo chamuscado en el centro de México con la esperanza de reconocer a amigos desaparecidos en el lugar donde un día antes él atestiguó el estallido e incendio de una toma clandestina de un oleoducto. Le fue imposible. Muy pocos de los restos aún tenían piel. Decenas de personas quedaron calcinadas hasta los huesos o convertidas en cenizas tras la explosión que dejó por lo menos 73 muertos.

Pérez dijo que el viernes en la noche, él y su hijo habían sorteado un contingente de soldados para dirigirse hasta la toma clandestina y desatendieron las advertencias de que se alejaran de lo que parecía un géiser de gasolina.

Aseveró que ambos siguieron adelante en su propósito. Pero cuando Pérez se acercaba al lugar donde salía el chorro de combustible tuvo un presentimiento y recuerda haber dicho a su hijo que mejor se fueran del lugar porque podría haber una explosión.

Y fue lo que sucedió: una bola de fuego envolvió a los lugareños que recogían la gasolina que escapaba del ducto en cubetas, botes de basura y cuanto recipiente tenían a la mano. Diversos videos muestran el incendio que alcanza gran altura en la noche, mientras gente gritaba y huía corriendo de la explosión, algunas envueltas en llamas y agitando los brazos. Pérez y su hijo resultaron ilesos.

A pocos metros de donde el ducto de gasolina pasaba por un campo de alfalfa, muchos cadáveres quedaron encima de otros, quizá porque las víctimas, antes de morir, tropezaron unas con otras o intentaron ayudarse cuando se incendió el géiser de gasolina.

Varios de los fallecidos quedaron boca arriba, con los brazos extendidos, indicio de su agonía. Algunas víctimas al parecer se cubrieron el pecho en un último intento para protegerse de la explosión. Pocos cadáveres estaban juntos como si estuvieran unidos en un abrazo de muerte.

Zapatos sueltos estaban diseminados en una superficie del tamaño de una cancha de fútbol, así como recipientes de plástico fundidos que las víctimas habían llevado para recoger la gasolina que salía del oleoducto. Cerca del lugar de la explosión, sólo quedaron montículos de cenizas.

NUMEROS

93 Muertos

5 Días de la tragedia

10,000 Barriles de gasolina Premium con una presión de 20 kilogramos se desplazaban por el ducto cuando fue perforado

12,581 Tomas clandestinas contabilizadas en los primeros 10 meses de 2018

El pueblo

  • Tlahuelilpan es una comunidad de 20 mil habitantes
  • Se ubica 14.5 kilómetros de la refinería de Tula que pertenece a Pemex

JJ/I