INICIO > ZMG
A-  | A  | A+

El Expiatorio, neogótico rodeado de modernidad


Por los bordes de la colonia Americana y en las cercanías del Centro Histórico de Guadalajara se encuentra uno de los templos más reconocidos por los tapatíos: el Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento, un edificio en el más puro estilo neogótico.

Ubicado exactamente en el 935 de la calle Manuel López Cotilla, este templo es el más icónico de la Perla Tapatía, apenas después de la Catedral de Guadalajara.

Si su belleza arquitectónica no fuera suficiente, habría que agregar entonces que es considerado la máxima obra en su estilo en México y que es el único recinto religioso de la ciudad dedicado al Santísimo Sacramento.

Su construcción se llevó 75 años. El 15 de agosto de 1897 se colocó la primera piedra, pero fue hasta 1972 que se terminó el edificio que actualmente cuenta con una construcción de 4 mil 500 metros cuadrados.

Tomás de Hijar, sacerdote y cronista de la ciudad, subrayó su importancia tanto para la iglesia como para los habitantes de Guadalajara.

“Los canónigos Agustín de la Rosa y Pedro Romero piden al ayuntamiento construir este monumento; a lo que tiempo después se dona toda una manzana y se coloca la primera piedra”, señaló.

Fue el arzobispo Pedro Loza y Pardavé, quien se encargaría de darle inicio a la obra, por lo que se lanzó un concurso entre arquitectos e ingenieros para seleccionar el proyecto final, y del que saldría ganador el arquitecto italiano Adamo Boari.

“No sé si Romero lo hizo para economizar, pero en vez de que acepte que la obra quede en manos de un experto, decide que la tome un maestro de obra. La construcción se suspende ante los conflictos generados por la Revolución; además de que en 1924 muere Pedro Romero. El padre José Garibi Rivera es quien retoma el proyecto”.

Una vez que este sacerdote recibió la encomienda, la obra queda en manos del ingeniero Luis Ugarte; sin embargo,  en 1927 el proyecto pasa a manos del arquitecto Ignacio Díaz Morales, quien es finalmente el que lo culmina.

“Díaz Morales acepta el trabajo en contra de su voluntad y lo hace bajo dos condiciones: no recibir honorarios y que se construiría en piedra, al igual que las catedrales de Inglaterra”, puntualizó Tomás de Hijar.

Los detalles

Para admirar toda la belleza del edificio hay que saber mirar. Su fachada, por ejemplo, está llena de imágenes que remiten a hechos eucarísticos importantes. En la nave central se encuentra el cordero pascual; la nave oriente refleja a San Tarsicio  y a San Pío X en la restante.

Además, el rosetón de la parte superior fue creado por el escultor Adolfo Panzanelli y el edificio cuenta con mosaicos italianos hechos en una fábrica del Vaticano.

Pero entre todas sus decoraciones,  la más importante y reconocida por los tapatíos es el reloj que se encuentra en la parte superior del templo y que fue importado desde Alemania; cuenta con cuatro carátulas iluminadas y 25 piezas musicales.

Tomás de Hijar puntualizó que en el interior del recinto se encuentran una de las piezas importantes: el órgano del coro, que es el segundo más grande de la entidad después del que se halla en la Catedral de Guadalajara.

Un lugar de culto

Tomás de Hijar subrayó que el templo supo ubicarse dentro de la modernidad de la zona, pues actualmente se encuentra rodeado de edificios como el Paraninfo y la Rectoría de la Universidad de Guadalajara, que son espacios simbólicos y que se llevan bien entre sí.

“Ha sabido mezclar lo antiguo con lo moderno para dar una vocación viva y que sigue en expansión”, infirió De Hijar.

“Para la comunidad católica de Guadalajara, el tener este tipo de templos la consolida, además de que se fusiona con la ciudadanía”.

da/i