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Rubén Ortiz, la ética de los materiales

Personalidad. Durante su visita, Ortiz cuestionó a jóvenes artistas sobre las razones por las que eligen sus materiales y las preguntas con las que están enfrentando sus propias prácticas. (Foto: Grisel Pajarito)

Con la actual colaboración que buscan consolidar la Universidad de Guadalajara (UDG) y la Universidad de California San Diego (UCSD), el diálogo continuó esta semana con una master class y una serie de talleres que comenzó el artista plástico mexicano y profesor de la UCSD, Rubén Ortiz Torres, quien compartió con varios estudiantes una de las más recientes discusiones en su práctica: la de los materiales.

El artista, una de las más sólidas referencias al posmodernismo mexicano, se encontraba hasta el miércoles en la galería Jorge Martínez del Centro Universitario de Arte Arquitectura y Diseño, en su sede de la zona centro de Guadalajara, trabajando con alrededor de 30 alumnos, tantos mexicanos como estadounidenses, previo al trabajo que hará para su exposición en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo en la Ciudad de México.

La master class Smart materials for painting quiso cuestionar a los jóvenes artistas sobre las razones por las que eligen sus materiales y las preguntas con las que están enfrentando sus propias prácticas.

NTR. ¿Por qué considera importante hacer este tipo de cuestionamientos?

Rubén Ortiz (RO). Hay una parte del arte mexicano que es experimental y desarrolló nuevos materiales muy temprano, yo comenzaría con David Alfaro Siqueiros, el primero que comenzó a integrar con pintura automotiva, pistolas de pintura, que usó el proyector para dibujar y se basaba en el cine para crear una narrativa y que finalmente fue el primero que trabajó con acrílico. Yo comencé a trabajar con materiales automotivos o termosensibles en algún punto de mi obra también, aquí queríamos discutir eso. Parte de la crítica a la modernidad es entender que la ciencia por la ciencia no resuelve ningún problema, la tecnología y la ciencia no van a resolver nada. El problema no son los materiales, es el desarrollo ético, cómo usamos estos materiales y por qué, para mí es más importante esa discusión que venir a promover la tecnología como panacea del arte.

NTR. ¿Se pueden generar discursos en torno al material?

RO. Aquí en Guadalajara me encontré una alumna que trabaja con pigmentos hechos de cochinilla, no lo conocía, me enseñó cómo cambia el material en relación al PH, el color funciona así, pero por supuesto que eso en sí mismo no lo hace arte, hay que pensar en qué aplicación conceptual puede tener para apoyar una idea o comunique algo. En San Diego, por ejemplo, la cultura del automóvil es parte de la cultura general, y las comunidad mexicanas los carros arreglados son medios de expresión y hay una tradición particular, muchos de estos materiales se utilizan en la obra: lo que a mí más me interesa no es que estos materiales sean innovadores o no, sino que reflejan cierto valor cultural y que se utilizan muchas veces para hablar de identidad, género, cualquier cosa. Es más complejo que un experimento científico.

NTR. Buscaba que los alumnos cuestionen los materiales que integran a sus piezas…

RO. Entiendan que los materiales no son inteligentes, que los artistas son los que a veces son inteligentes (risas).

NTR. ¿Cómo se integraron los materiales que usan en su propia obra?

RO. La cultura es la capacidad de la humanidad de adaptarse al medio ambiente en el que existe. Las culturas responden a donde viven a lo que viven. Comemos lo que tenemos a la mano, lo que se da. Cuando llegué a California vi los procesos industriales que se desarrollan y sus tecnologías, de ahí es la cultura automotriz, el surf, la industria aeronáutica, la industria naval, están esos recursos y materiales a los que podía acceder y comencé a utilizar; no es que a mí me encanten los coches, pero están disponibles ahí y me da la oportunidad de utilizar ciertas cosas, es lo que tenía disponible y lo usaba.

NTR. ¿Cómo cree que este tipo de programas funcionan en términos de una escena artística?

RO. Estamos en una situación política particular muy problemática y pensamos en la Universidad, que la cultura no se hace en términos nacionalistas, sino, en interrelaciones, de manera internacional, el arte no puede darse a menos que haya contacto, no es fortuna que las ciudades principales de las artes sean ciudades abiertas, con mucho movimiento migratorio, no es gratuito que California lo sea hoy mismo. Estos alumnos míos ahora saben quién es Orozco y Barragán y podrán entender el arte moderno latinoamericano con una visión más amplia. Esa es la función de este intercambio que estamos empezando. Yo sí creo en la educación, desde luego hay buena y hay mala educación, pero de alguna manera quien soy yo tiene que ver mucho con la educación, eso es algo que determina lo que yo hago y la ética de lo que yo hago; no creo en el artista como un individuo genial al que le llegan las ideas de la nada, creo en el artista que genera cultura y la cultura es un proceso colectivo en el que participamos con la gente, mi obra no existe independientemente del público ni de los colegas con los que he colaborado.

“Parte de la crítica a la modernidad es entender que la ciencia por la ciencia no resuelve ningún problema, la tecnología y la ciencia no van a resolver nada”

 

“El problema no son los materiales, es el desarrollo ético, cómo usamos estos materiales y por qué”

Rubén Ortiz Torres, artista plástico

JJ/I