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Un hombre bueno

Así podría describir a Felipe Alatorre, mi colega en el ITESO, quien inesperadamente falleció el 6 de marzo, y aunque hay personas más calificadas que yo para hacer una reseña de su vida y obra, pues convivieron con él más directamente, en especial sus compañeras y compañeros de lo que fue el Centro de Investigación y Formación Social, no quiero dejar pasar la oportunidad de agradecerle por lo que nos aportó a quienes tuvimos la suerte de conocerlo, y de repasar los asuntos a los que deberíamos dar continuidad, como homenaje a su vida bien vivida. 

Yo lo conocí hace alrededor de 25 años, cuando lo acompañé a visitar unas comunidades rurales del sur de Michoacán, que eran atendidas desde proyectos de intervención del ITESO. Y desde ese momento se me quedó muy grabada su calidez humana, su sencillez, la manera tan respetuosa en que se relacionaba con las demás personas, sin hacer distingos, porque reconocía en todas las personas la dignidad con la que merecen ser tratadas. 

Se formó como ingeniero agrónomo, y su sensibilidad y compromiso social lo llevaron a involucrarse en la política, entendida en un sentido muy amplio, no sólo como una cuestión electoral o de partidos, sino como la capacidad de organizarnos para resolver problemas comunes. Y a todas las organizaciones en las que se involucró las trató con la paciencia, constancia y respeto de quien tiene la visión de largo plazo, desarrollada en el contacto con la naturaleza y sus procesos. 

Por eso se involucró en la creación de varias redes de asociaciones civiles, con el ánimo de tejer alianzas que les permitieran no sólo sobrevivir, sino apoyarse, reforzarse, y aumentar su capacidad de fructificar, incidiendo en los diversos espacios públicos. En esas redes coincidí con él en varias ocasiones, y me di cuenta del gran aprecio que le tenían quienes participan en ellas. 

También recuerdo su gran esfuerzo en la realización de la primera iniciativa popular que se llevó a cabo en Jalisco, con el colectivo Voces Unidas, que presentó una iniciativa de ley contra la violencia intrafamiliar, pese a la oposición de actores políticos que no querían que esas situaciones se trajeran a la luz pública, y menos que se dejara claro que era algo que no debía de ser. 

De hecho, también fue consejero electoral, que fue otra manifestación de su compromiso ciudadano, siempre procurando emparejar la cancha institucional, para que no se abusara de los recursos públicos. 

Su experiencia en todos estos temas lo llevó a especializarse en la temática de la participación ciudadana, la cual se dedicó a impulsar, apoyando a las organizaciones y movimientos sociales. Y también lo hizo como docente, buscando involucrar y contagiar a sus estudiantes de su compromiso a favor de las personas en situaciones de indebida desventaja, invitándoles a asumir una ciudadanía activa. 

Por eso dentro del ITESO estaba en el equipo que nos ayuda a reflexionar sobre la manera en que nuestros proyectos de aplicación profesional están contribuyendo a resolver los problemas sociales, y cómo podemos hacerlo mejor, y con un mayor impacto, en congruencia con la misión institucional. 

En fin, es tanto lo que nos aportó a tantas personas, como investigador, como asesor, como amigo, como compañero, que no me extraña que su muerte haya conmovido tanto, y que desde tantos ámbitos se hayan expresado condolencias a sus seres queridos. Y es que la partida de una persona buena siempre nos deja una enorme tarea a quienes les sobrevivimos, porque darle continuidad a tanto bien no es cosa fácil, pero es lo menos que se merece alguien como Felipe Alatorre. 

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Twitter: @albayardo

jl/I