INICIO > ZMG
A-  | A  | A+

La desaparición de un hijo “nunca deja de doler”

(Foto: Archivo NTR)

Cuando un familiar es desparecido, la tristeza invade a sus padres, madres, hermanos e hijos, sentimiento que no desaparece con el tiempo, no cambia. 

Se deja de acudir a las fiestas o reuniones, los amigos se alejan ya sea por temor o por no saber qué decir, hacer o cómo apoyar a las víctimas indirectas de este crimen, compartió Héctor Flores, vocero del colectivo Luz de Esperanza.

“Es algo que se vive todos los días, no se supera, vas aprendiendo a vivir con todo lo que acarrea la desaparición de un familiar, uno pensaría que tal vez con los años pudiera ser aminorar, pero nunca deja de doler, la ausencia o el vacío no se alejan de uno, como un fantasma, lo único que va cambiando es que uno va aprendiendo a vivir día con día”.

Héctor Flores recordó que en su caso, incluso, está alejado de su nieta debido a que las autoridades presionaron a la pareja de su hijo para que cambiara su declaración sobre la desaparición de Héctor Daniel Flores Fernández.

Añadió que debido a que las infancias y adolescencias están olvidadas completamente por las autoridades, si los adultos que exigen atención no la reciben como debe ser.

Héctor Flores explicó que las terapias que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas es insuficiente, no es lo que necesitan, son una vez al mes y sin especialistas.

“Nosotros hemos estado ahí buscando las terapias que proporciona la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, no, no es lo que necesitamos. Y en el caso de los menores es peor, realmente el estado tiene olvidado a todas las infancias, no hay especialidades, no hay programas diseñados específicamente para nuestros niños y eso va complicando cada vez más el tema, si el estado no te apoya, las familias tienen que buscar la atención en otros lados, los acompañamientos psicosociales, terapias para que los niños”.

El vocero del colectivo Luz de Esperanza, Héctor Flores, destacó que el apoyo a las familias de personas desaparecidas viene de asociaciones civiles como las herramientas que desarrolló el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo para niños y adolescentes y cuestionó la falta de interés, apoyo y acompañamiento de las autoridades de los tres niveles de gobierno. 

EH