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Sin reportar costos de informes

La rendición de cuentas en el Congreso local es una práctica casi nula y que despierta poco interés entre los diputados locales; y el mayor ejemplo podemos constatarlo en el costo de sus informes de actividades de este primer año en el cargo.

Las ganas por informar a sus votantes sobre lo que lograron en el primer ejercicio de actividades fue muy tentador, y muchos organizaron sus informes por distrito, pero en lo que no fueron transparentes fue en precisar cómo pagaron los gastos de esta actividad.

Aquí también debería ser obligatoria la transparencia de quiénes son sus benefactores en cuanto a los regalos que les dieron tanto en equipos electrónicos, mobiliario, toldos, sonido, publicidad o incluso aportaciones económicas.

Sin duda que casi todos los legisladores tuvieron padrinos, como en las bodas, donde cada uno aporta una parte de la ceremonia, porque son eventos que generan muchos gastos, que es difícil que uno solo pueda pagarlos. En este rubro son opacos porque no quieren, no pueden, no desean decir cómo lograron pagar y cuánto pagaron.

Por ley, los diputados locales no pueden recibir recursos del presupuesto del Poder Legislativo para dar sus informes, si no todos lo harían, y esto lo usan como excusa para evitar informar sobre esa actividad porque señalan que es dinero privado.

Ahora que está en discusión la reforma electoral, donde supuestamente se recortaría el gasto de las prerrogativas de los partidos políticos y se aumentarían las aportaciones de los militantes o del sector privado, es donde la rendición de cuentas debe ser la premisa para conocer las filias que podrían tener con ciertos personajes o empresas, y verificar después si esto influye en sus posicionamientos políticos.

Voluntariamente nadie hizo el ejercicio de rendición de cuentas en cuánto al desglose de los gastos de sus informes de actividades, y tampoco dieron los datos cuando se les preguntó porque saben que no es poco el dinero gastado, y cualquier cantidad que mencionen puede ser cuestionada por sus opositores ante su poca veracidad.

Y mientras unos y otros se apoyan en no transparentar estos gastos, el tiempo pasa y desconocemos la verdad sobre sus finanzas, sobre los amigos que los apoyaron y sobre cómo actúan.

Fue muy notorio darnos cuenta que algunos diputados que decidieron informar de todo lo que hicieron, eligieran hacerlo en los municipios donde gobierna su partido político como Puerto Vallarta y Chapala, aunque no sean originarios de esos lugares. Un plan con maña porque en esos lugares tendrían los apoyos de mobiliario y de estructura para no gastar tanto.

Este ejercicio deberían hacerlo de manera obligatoria en el portal de transparencia del Poder Legislativo, y así como presumen las iniciativas que lograron materializar o las gestiones que lograron con los ciudadanos deberían ser transparentes en señalar cuánto se gastan en hacer esa actividad.

Esto es un tema pendiente en caso de que los diputados locales sean autocríticos y busquen regularlo en sus propios reglamentos, pero como es algo que podría meterlos en problemas prefieren callar como lo hacen con otros tantos asuntos que son escabrosos.

Aquí es donde deben ser proactivos y buscar el bien común. Todavía no es tarde para la rendición de cuentas sobre cuánto se gasta en informar y difundir sus actividades como la contratación de publicidad en redes sociales, espectaculares, bardas pintadas o anuncios en medios de comunicación para que la gente se lleve una buena imagen de ellos en miras de próximo proceso electoral.

Les faltan dos años y seguramente seguirán con esa necesidad de realizar sus propios informes de actividades, por lo que hay tiempo de sobra para que hagan las cosas diferentes y dejen un antecedente que pueda ser imitado por sus sucesores y marquen la diferencia.

¿Cómo quieren pasar a la historia? ¿Innovando o haciendo todo igual?

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jl/I