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Educar para cultivar amigos

En tan solo 50 años las familias mexicanas han disminuido su fecundidad drásticamente, según el Inegi. En 1970 la tasa por mujer era de siete hijos y en 2022 es de 1.5. Los hijos tienen una menor socialización por lo tanto. Los niños y jóvenes pasan hoy muchas más horas solos en casa frente a una pantalla, ya sea con las consolas de videojuegos, la computadora o el televisor viendo series con capítulos interminables temporada tras temporada.

Más allá de la gran influencia negativa que tienen hoy los dibujos animados, las películas y los videojuegos donde en gran medida pueden ser perjudiciales en sus principios y valores de vida, hay una pérdida en su capacidad de hacer amigos, ya que en promedio se calcula que cuatro horas al día están interactuando con los medios audiovisuales nuestros menores.

Maestros y padres deben mostrar que hay muchas formas más de entretenerse y divertirse. Deben limitar el número de horas destinadas al ocio digital. Los videojuegos, la computadora, el televisor y los celulares en los niños y adolescentes deben estar en sitios donde no se dé la privacidad, como podría ser las habitaciones, y aun así deben estar bajo una supervisión con control parental a distancia.

Enseñar a hacer amigos tiene implícito hoy no solo permitir salir a jugar, sino provocar que salgan a jugar a espacios seguros. Padres que socializan enseñarán con el ejemplo a tener amistades con un trato respetuoso. Se recomienda mostrar que la amistad se cultiva con base a mantener vínculos, contactos, frecuencia y para ello hacerlos participar en equipos deportivos, talleres de arte o cualquier otra organización, además de la escuela, ayudará en mucho.

Educarlos en no hablar mal de sus amigos, de las personas en general imprimirá el principio del respeto y la consideración. Hacerlos que practiquen diversos deportes, juegos, habilidades artísticas y culturales les facilitará empatizar con diversos grupos. La resolución de conflictos sin mezclar emociones es otra destreza a desarrollar además del perdón. Aprender que los individuos somos distintos e irrepetibles permitirá valorar las diferencias sociales, económicas, étnicas, culturales, religiosas, físicas, familiares, entre otras.

La semana pasada estuve con un amigo cubano de nombre Armando Ferrer, el Coloso entrenador de beisbol en Matanzas al que aprovechando que acaba de adquirir un hermoso Mercedes gracias a su enorme trayectoria deportiva le dije: “Ojalá nuestra amistad siga creciendo hasta ser tan valiosa como tu auto”, a lo que me respondió: “Que sea tan fuerte como los autos antiguos que circulan por mi país que han soportado los años, los malos caminos, los graves daños y siguen luciendo maravillosos, enteros y fieles gracias al buen cuidado y mantenimiento que tienen”.

Me impresionó su pronta respuesta jugando con las analogías. Eso se debe enseñar hoy a los hijos y en las escuelas: socializar, empatizar, respetar, considerar, perdonar, cultivar las amistades, un principio que necesitarán toda la vida para ser felices.

 

jl/I