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La discordia por el predio

En un principio iba a ser un parque como los que tanta falta le hacen a la ciudad, pero ésta fue creciendo y el terreno se fue tornando más apetecible para unos de esos enormes conjuntos de viviendas, unas encima de las otras, que tan buenos dividendos les ofrecen a los emprendedores so pena de desgraciar el paisaje y los servicios urbanos.

Hasta se habló, para taparle el ojo al macho, de erigir ahí un Museo Guggenheim que, por fortuna, contribuimos a desecharlo mediante una visita al de Bilbao.

Había corrido la voz de que dicho museo había dado pie a la recuperación estética del famoso puerto euskera, que podría emularse en esa zona, pero no tomaron en cuenta la enorme inversión, que nuestro empresariado nunca se animará a hacer, para reanimar el tramo citadino del río Nervión desde su cruce por la dicha ciudad hasta su desembocadura en el puerto de Santurce. En efecto, ahora es un lugar precioso… pero si bien el museo de referencia se convirtió en el emblema de la recuperación bilbaína, distó mucho de ser la principal razón.

Siguiendo con la tradición zapopana de anunciar un museo que nunca se logra hacer, se trató de ganar inversores y compradores.

Los ciudadanos residentes reaccionaron y exigieron que se volviera al anunciado proyecto de un parque urbano, que buena falta le hace. El movimiento de esos ciudadanos, que nada tiene que ver con el partido que gobierna Jalisco, y se ha embarrado con los capitalistas interesados en ese pingüe negocio, ha ido creciendo al extremo de interesar a la juventud universitaria y la ciudadanía en general que se manifiesta interesada en la defensa del ya muy maltrecho hábitat tapatío por obra y gracia de tanta construcción desafortunada desde el punto de vista social, aunque buena fortuna a constructores que en la realidad son verdaderos depredadores.

Ello ha servido para alimentar la discordia del gobernador con la casa de estudios que viene a ser una de las más importantes del país y, sin duda, también, de las que hace gala de una mayor conciencia social.

Ante la posibilidad de que se pierda un buen negocio en el cercano Año de Hidalgo, destacados miembros del establishment político y social vigente han dado lugar a que la fuerza pública haga una demostración y logre encarcelar de manera totalmente indebida a tres estudiantes distinguidos de la Federación de Estudiantes Universitarios que, ojo, desplazó hace tres décadas a la terrible y gangsteril FEG, de la que fue un miembro distinguido el papá del señor gobernador y, gracias a ello, llegó a ser rector de la Universidad de Guadalajara.

Recuérdese que precisamente Alfaro Anguiano fue sucedido en dicho cargo por el licenciado Raúl Padilla López, quien emprendió entonces la gran renovación de la casa de estudios y la llevó con su liderazgo a una institución de prestigio y con grandes logros.

Sabiendo de los rencores que se generaron entonces, no dejó de sorprender a los viejitos con buena memoria, la alianza de Padilla con Alfaro ante la manifiesta animadversión tanto a uno como a otro, del presidente López Obrador. Pero como Alfaro encontró alguna fisura para recuperar un poco el afecto presidencial que había perdido cuando públicamente arremetió contra él a efecto de ganar el respaldo de la derecha jalisciense, ante el desagrado y menosprecio general que se había ganado el PAN, el hombre consideró que podría ampliarla acometiendo contra la UdeG.

“Haiga sido como haiga sido”, el gobierno se echó en contra a la universidad, que es una fortaleza transexenal y ahora va a ser muy difícil ponerla en paz, puesto que, al parecer, la reconciliación se antoja imposible.

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