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Entre duelos y pésimos gobernantes te veas

EPÍGRAFE GIGANTE:

Ha pasado ya el 14 de febrero… pero en nuestra relación celebramos día con día, aprovechando cada momento de vida tras este cruel diagnóstico que enfrentaremos durante… ¿cuánto tiempo? No lo sé, solo sé que debía protegerla, se supone que yo era su protector y me veo con las manos atadas ante esta situación que me sobrepasa en todos los sentidos…

Padre de una menor con cáncer

 

Con el 14 y 15 de febrero llegan también las celebraciones y conmemoraciones. Por una parte, en el primer día se hace referencia al amor a la vida en plenitud y por otra, con el segundo, al Día Internacional del Cáncer Infantil, fecha que propone otra realidad y ofrece una contraposición dado su concepto peculiar.

Haciendo énfasis en la segunda fecha, donde encontramos inmersa la posibilidad de la dicotomía vida-muerte y la difícil situación que viven los padres multifactorialmente, surgen las siguientes cuestiones: ¿Quién apoya a estos padres o familiares de pequeños con cáncer? ¿Ellos a dónde pueden recurrir para recibir, si no alivio, un respiro para retomar fuerzas y continuar?

La realidad es que se topan con una elección discriminatoria: pagar un psicólogo con formación para atender este tipo de temas (dicho sea de paso, los psicólogos no somos todólogos, también debemos tener una especialización con base a los casos que se atienden a fin de evitar caer en mala praxis; además, la idea es que por medio de la especialización podamos abonar a restituir el equilibrio ante tan lamentable situación) o pagar medicamentos y hospitalizaciones que requiere el menor.

En México, las proyecciones de la población de municipios de 2010-2030 del Consejo Nacional de Población (Conapo) señalan que, hasta 2018, en el país había 44 millones 697 mil 145 niños y adolescentes de 0 a 19 años, de los cuales 26 millones 493 mil 673 no contaban con ningún tipo de seguridad social, lo que resulta preocupante, ya que el cáncer es una enfermedad costosa.

El apoyar a los padres ante la ruptura del supuesto ciclo de la vida donde se espera que sean los hijos los que vean morir a sus padres y no viceversa, es una labor titánica de reestructuración de su nueva realidad, pues la ruptura de los paradigmas sociales genera una fuerte confrontación con una dura y nueva realidad.

La creación de nuevas plazas para psicólogos verdaderamente preparados y no ocupadas con psicólogos cuyos puestos fueron obtenidos por dedocracia y donde la atención es deficiente e insuficiente es imperativa.

¿Los gobernantes se deben al pueblo o a sus bolsillos?

erikabn74@gmail

jl/I