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A tres años de la pandemia

Se cumplieron ya tres años del inicio en México de la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2. El 28 de febrero de 2020 la Secretaría de Salud confirmó los primeros casos de Covid-19 en el país y poco menos de un mes, el 18 de marzo, se registró oficialmente la primera muerte. En Jalisco, el primer fallecimiento ocurrió tres días después y fue el tercero en el conteo nacional.

El 17 de marzo Jalisco suspendió clases y tres días después decretó el aislamiento voluntario. El 24 de marzo, el presidente López Obrador pidió a los mexicanos resguardarse. Fue el inicio del confinamiento.

Desde el inicio de la pandemia han fallecido en el país cerca de 333 mil personas, según las cifras de las autoridades sanitarias. Sin embargo, de acuerdo con el Inegi, de enero de 2020 a septiembre de 2021 hubo 653 mil 053 muertes más de las que se tenían previstas. Buena parte de ellas se atribuyen a la pandemia.

Muchos aspectos de nuestra vida han cambiado desde entonces: las maneras de aprender y enseñar; de vender y comprar; de comunicarnos y de trabajar, entre otros. Miles de familias sufrieron, además de muertes y enfermedad, severas crisis financieras. Aumentaron la deserción escolar, la violencia intrafamiliar y los problemas psiquiátricos y psicológicos. Algunas empresas murieron y otras nacieron.

Al principio hablábamos de regresar a la normalidad. Después, era casi un lugar común afirmar que nunca volveríamos a esa normalidad.

Algunos filósofos aventuraron sus previsiones. Hubo quienes auguraban que, tras la crisis, la humanidad habría aprendido la lección y que construiríamos un mundo más fraterno y cuidadoso de la naturaleza.

El esloveno Slavoj Zizek afirmó que la pandemia le propinó “un golpe a lo Kill Bill al sistema capitalista” y consideró la posibilidad de que surgiera “alguna forma de comunismo reinventado”. Agregó: “Quizás otro virus ideológico (…) se propagará y con suerte nos infectará: el virus de pensar en una sociedad alternativa (…) que se actualiza a sí misma en las formas de solidaridad y cooperación global”.

La estadounidense Judith Butler señaló que luego de la pandemia el mundo tendría poblaciones “concientizadas y politizadas por el flagelo al que han sido sometidas y propensas a buscar soluciones solidarias (…) ese mundo repudiará el desenfreno individualista y privatista exaltado durante cuarenta años por el neoliberalismo que nos llevó a la trágica situación que estamos viviendo”.

Otros, en cambio, no fueron tan optimistas. El surcoreano Byung-Chul señaló que “tras la pandemia, el capitalismo continuaría con más pujanza”.

El español Fernando Savater afirmaba que lo que realmente quería la gente es que la pandemia pasara pronto para seguir viviendo exactamente como antes y añadía: “La pandemia nada más es una plaga. Ha habido plagas desde que los seres humanos tienen memoria y ahora como somos muchos más y nos comunicamos mucho más, tiene una virulencia especial”.

Savater sostenía que después de la pandemia no habrá cambios de fondo en la humanidad y recordaba que la peste negra del siglo 14, que dejó cerca de 25 millones de muertos solamente en Europa, “sirvió a Boccaccio para escribir el Decamerón, pero los humanos hemos seguido viviendo de manera bastante parecida antes y después de la peste”.

Hasta ahora el tiempo va dando la razón a los menos optimistas. Es cierto que durante la pandemia vimos actos heroicos, especialmente de médicos y enfermeras que llegaron a dar sus vidas por salvar a otras personas. Pero también aparecieron los actos más ruines. Recordemos a las personas que lanzaban cloro al personal sanitario o que los echaban de las viviendas que rentaban.

Lo peor y lo mejor de la humanidad, como en cada tragedia. Muchas cosas han cambiado, pero estamos muy lejos de vivir en un mundo más compasivo y solidario.

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jl/I