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Incendios forestales no ceden en la entidad

FUEGO. Los últimos siniestros se han registrado en las regiones Norte, Sierra de Amula, Sur y Costa. (Foto: Archivo NTR/JAM)

El 22 de mayo de 2023, la temporada de incendios había roto todas las marcas del periodo de gobierno que comenzó en diciembre de 2018 al sumar 112 mil 685 hectáreas en 900 incendios; sin embargo, el alargamiento de la sequía ha hecho crecer la estadística en casi 25 mil hectáreas más para situarse en 137 mil 592 siniestradas y mil 123 deflagraciones hasta el día de ayer, un fenómeno que no se había presentado en todos los años previos, pues el final de mayo era el pico máximo de eventos de fuego.

Lo más impresionante es que el crecimiento de los últimos 15 días (23 de mayo a 6 de junio) da una superficie promedio diaria de mil 660 hectáreas quemadas, mientras que el resto de la temporada, del 1 de enero al 22 de mayo, fue de 793.5 hectáreas al día, es decir, menos de la mitad por día, de acuerdo con la base de datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), que actualiza en tiempo real el mapa de seguimiento de incendios.

El día de ayer había 10 incendios, 434 personas y 50 vehículos en combate. La diferencia con lo ocurrido en abril y mayo es esencialmente de ubicación geográfica y, en consecuencia, de efectos políticos: los eventos presentados la última quincena han impactado poco al Área Metropolitana de Guadalajara.

¿Dónde se ha quemado los últimos 15 días? En las regiones Norte, Sierra de Amula, Sur y Costa. Solamente se registra un evento superior a mil hectáreas, en Bolaños, con 2 mil 800.

Por municipio, la estadística anual revela que Talpa de Allende se mantiene a la cabeza en extensión de superficie afectada por fuego con 14 mil 670 hectáreas en 31 eventos; le sigue Mezquitic con 11 mil 422 hectáreas en 72 incendios, y Tequila con 10 mil 108 hectáreas en 32 eventos.

LA NIÑA Y LA SEQUÍA PROLONGADA

“Con registros y datos científicos que datan de 1950 a la fecha, que han otorgado herramientas para el análisis de un periodo accesible de 73 años, se reveló que México tiene ya problemas de precipitaciones pluviales”, señala el Grupo de Cambio Climático y Radiación Solar del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“No tenemos en México muchos sitios donde la lluvia vaya al alza; por ejemplo, hay algunas partes del estado de Morelos que tendrían una curva cóncava hacia arriba, pero prácticamente el 92, 93 por ciento de todo el territorio tiene un comportamiento que subió, llegó a un máximo histórico, y comenzó a bajar, es decir cóncavo hacia abajo”, explica el organismo.

Por ejemplo, de 1950 a los años 80 creció la lluvia, alcanzó índices máximos y luego empezó a disminuir, en particular en el norte del país. En Chihuahua la disminución es de entre 45 y 50 por ciento, y en Nuevo León, de entre 5 y 20 por ciento con respecto a sus máximos históricos. Las condiciones más secas de lo normal han imperado en algunas regiones de México por el efecto de La Niña, mismas que se han mantenido por prácticamente tres años.

Los fenómenos de La Niña y El Niño son fases opuestas del fenómeno de oscilación sur (ENSO). La Niña corresponde a la fase fría del fenómeno, mientras que El Niño es la fase cálida y ambos crean consecuencias opuestas. En algunas regiones El Niño tiende a generar sequías y La Niña lo opuesto; en otras regiones puede ocurrir lo contrario. En occidente, La Niña genera más sequía.

“La complejidad de este fenómeno es que La Niña generalmente seca el norte de México y vuelve el centro y sur del país más húmedo; con El Niño se invierte tal situación”. 

El meteorólogo Ángel Meulenert señala que el periodo seco de este año se prolongará prácticamente hasta el final de este mes. Es decir, habrá más incendios forestales por varias semanas.

jl/I