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Insurrección de la memoria

Sin verdad y memoria no hay justicia.

Cuando ocurren graves violaciones a los derechos humanos es fundamental que se conozca a detalle lo ocurrido, quiénes fueron responsables y que se tenga presente lo ocurrido para garantizar a las víctimas que los hechos no volverán a repetirse. Que la sociedad tenga certeza y acceso a la información real de lo que ocurrió. Y que existan actos que recuerden lo sucedido.

Por eso en países donde hubo afectaciones por la Segunda Guerra Mundial hay múltiples memoriales y espacios de recuerdo sobre los estragos que generó el fascismo y nazismo en sus naciones. También existen memoriales en torno a los crímenes cometidos por dictaduras latinoamericanas. O, en Guadalajara, hay esculturas, murales y memoriales para recordar, por ejemplo, a las víctimas de las explosiones del 22 de abril de 1992.

Son espacios importantes para que recordemos la historia y así mantenernos alerta para evitar que los errores del pasado se repitan.

No creo que exista una atrocidad cometida por el estado en los últimos años de Jalisco que sea más grave que lo ocurrido el 5 de junio de 2020. Decenas de desapariciones forzadas cometidas por elementos de la Fiscalía del Estado en plena luz del día. Decenas de personas, en su mayoría jóvenes, que al dirigirse a una manifestación fueron retenidas, encerradas, incomunicadas, golpeadas, torturadas y tras horas de estar desaparecidas para sus seres queridos, arrojadas sin pertenencias en oscuras brechas de la periferia de la ciudad. Hechos terribles que merecen ser ampliamente investigados y que debemos tener presentes para que no se repitan. Sin memoria no hay justicia.

Pero el antimonumento instalado el pasado 5 de junio por un grupo de sobrevivientes, a tres años de los hechos, fue retirado a las pocas horas por autoridades estatales y municipales, borrando la acción de memoria.

La placa que estaba al pie de la escultura desaparecida llevaba un mensaje contundente que transcribo íntegro:

“El 5 de junio de 2020 la Fiscalía del Estado desapareció durante horas a un centenar de personas (en el contexto de las manifestaciones por el asesinato de Giovanni López, quien fue ejecutado extrajudicialmente el 4 de mayo)”.

“A pesar de que la CNDH y la FGR atrajeron el caso, las graves violaciones a los DD. HH. de los días 4, 5 y 6 de junio no han sido debidamente investigadas; tampoco se ha reparado el daño”.

“Responsabilizamos al gobierno de Jalisco por los hechos, apuntando que las desapariciones y la impunidad en el estado continúan. ¡Exigimos la verdad, justicia y reparación integral!”.

Ante el retiro del antimonumento, la red de organizaciones y sobrevivientes que instaló el espacio de memoria emplazó a los gobiernos de Guadalajara y de Jalisco para retornarlo al punto en que fue colocado antes del 5 de julio.

Al finalizar el plazo, advierten que tomarán el Centro Histórico de Guadalajara para mantener en la memoria lo ocurrido con una protesta pacífica y lúdica. A través de las artes y la colaboración solidaria, mantendrán presentes las desapariciones y torturas cometidas por agentes de la Fiscalía del Estado contra manifestantes. Pero también llaman a organizar y articular esfuerzos frente a la inseguridad, contra desapariciones, feminicidios, asesinatos y machismo.

Llaman a una “insurrección de la memoria” que ponga al centro la resistencia, supervivencia y organización frente a la violencia.

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