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El basurero del bosque

Recibimos el 27 de octubre, Día Estatal de la Declaración del Bosque La Primavera como Reserva de la Biósfera, con la mala noticia de que 857 hectáreas del polígono de protección fueron retiradas por un juicio del ejido La Venta del Astillero.

Esta exclusión de casi 3 por ciento de la extensión original del área natural protegida se suma a la expansión de parques industriales, bancos de material y fraccionamientos en los alrededores y dentro del principal espacio forestal del Área Metropolitana de Guadalajara.

Pese a que estos problemas han sido muy conocidos y estudiados por años, poco se ha concretado para proteger el bosque. Lo mismo ocurre con dos basureros instalados alrededor de La Primavera.

El municipio de Tala opera su vertedero fuera de norma y genera contaminación a kilómetro y medio del área protegida de La Primavera. Aunque se conoce por la autoridad, la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) no clausura porque no hay otro lugar a dónde llevar la basura municipal.

Existe el proyecto de un nuevo relleno sanitario que sería operado por la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente para la Gestión Integral de la Región Valles.

Pero la población de Tala se opone, pues persiste el temor de que reciba basura de Guadalajara, como se pretendía con el Centro Integral de Economía Circular que la empresa Caabsa Eagle comenzó a construir ahí en 2021, con el aval del gobierno de Jalisco (especialmente del jefe de Gabinete, Hugo Luna), pero sin el conocimiento del municipio ni la aprobación de la comunidad, que lo frenó con intensas movilizaciones.

Mientras está sin resolver el tema de ese vertedero municipal de Tala, muy silenciosamente unos empresarios se enriquecen con la operación de otro basurero que colinda con el perímetro protegido del bosque La Primavera, en dos parcelas del ejido de Huaxtla.

Se ingresa al basurero por una brecha ubicada en el kilómetro 6+400 de la carretera 70, y hay que adentrarse más de un kilómetro hasta llegar al bosque. Del lado izquierdo del camino está el área natural protegida y del derecho, la montaña de desechos, sobrevolada por decenas de garzas y aves atraídas por la mala disposición de residuos.

El tiradero está desbordado de basura a cielo abierto, sin la cobertura que marca la norma, por lo que los residuos vuelan y llegan tanto al bosque como a parcelas agrícolas cercanas.

No tiene geomembrana, una capa plástica gruesa que debería instalarse en la parte inferior de cualquier relleno sanitario para impedir que los jugos de la basura, los lixiviados, contaminen los acuíferos.

Incluso, la red hidrográfica del Inegi muestra cauces cercanos que desembocan en el río Salado que nace en el bosque, a los que llega la contaminación de lixiviados, según ejidatarios de Tala que han denunciado las afectaciones del basurero.

El tiradero ha operado sin permisos por años. Pero el pasado 8 de septiembre, Juan Carlos Martínez Rojas, propietario junto con Sandra Paulina Martínez Macías de la empresa S&M Natura Services, presentó una manifestación de impacto ambiental en Semadet (expediente 3735).

Esta empresa aprovecha el vacío legal que genera la disputa de los límites del bosque entre los municipios de Tala y El Arenal, que no ha resuelto el Congreso de Jalisco, para operar el proyecto que llama “Centro de Economía Circular para la Valorización de Residuos Sólidos Urbanos y de Manejo Especial”.

La Semadet oficialmente se negó a transparentar el expediente del proyecto, pues está “actualmente en proceso de evaluación”. Pero pronto sabremos si las autoridades estatales actuarán para frenar este golpe a La Primavera, o si permitirán la continuación y ampliación del basurero del bosque.

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